La primavera es sinónimo de una mayor exposición a la luz solar, lo que incrementa la producción de vitamina D, serotonina, dopamina y oxitocina en el cuerpo, neurotransmisores clave en la regulación del humor y las emociones. Como resultado, las personas experimentan una mejora notable en el estado de ánimo, impulsada por ...
La primavera es sinónimo de una mayor exposición a la luz solar, lo que incrementa la producción de vitamina D, serotonina, dopamina y oxitocina en el cuerpo, neurotransmisores clave en la regulación del humor y las emociones. Como resultado, las personas experimentan una mejora notable en el estado de ánimo, impulsada por más horas de luz, más actividades al aire libre y mayor socialización en términos generales.
Sin embargo, esta estación también puede comportar la aparición de síntomas que pueden afectar al bienestar físico y emocional de las personas. Según los expertos del Área de Bienestar emocional de Quirónprevención los efectos menos agradables de la primavera incluyen somnolencia e insomnio, cefaleas, hipotensión o mareos, falta de concentración, cambios en el estado de ánimo, pérdida de apetito o disminución de la libido entre otros.
Estos síntomas suelen ser el resultado de los cambios que se realizan en las rutinas diarias durante esta temporada, lo que puede generar una sensación de desajuste.
Para facilitar la transición hacia la primavera y mitigar los efectos adversos mencionados, se recomiendan las siguientes pautas, sabiendo que se trata de cambios temporales que, por lo general, se resuelven por sí solos.