Desde que nacemos estamos expuestos a factores externos que influyen en el estado de la piel. Tanto es así que en 2005 se acuñó un término que hace referencia a todos esos factores que afectan a la dermis: exposoma. Así, sin el genoma, la información genética, es responsable del 25% de las enfermedades cónicas, el 75% restante se debe a esos factores externos. Las radiaciones solares, la alimentación, el estrés, la contaminación, el tabaco… la falta de sueño. Todo se refleja en la piel y son factores que "pueden acelerar el envejecimiento cutáneo", según explica la jefa de dermatología del Hospital Ruber Juan Bravo y de Olympia del Grupo Quirón Salud, María Calvo Pulido.

Así, la sobreexposición al sol es la principal causa del envejecimiento prematuro de la piel. Junto con los rayos ultravioletas del sol, constituyen los principales responsables del daño que causa al ADN celular

Además, se calcula que en Europa el 97% de las ciudades presentan un índice de polución superior al que recomienda la Organización Mundial de la Salud. En España hay 37 ciudades con un índice muy alto. En cuanto al tabaco, cada vez que inhalamos el humo, unos 3.800 principios químicos afectan a la dermis, provocando la vascularización de la piel y de otros órganos y disminuyendo la cicatrización.

En el flujo de la vida, las cadenas de reacciones biológicas pueden ser, tanto la fuerza impulsora detrás de la juventud y la vitalidad de la piel, como las causantes de su deterioro y envejecimiento prematuro.

Por este motivo, la experta asegura que el brillo de una piel saludable no es simplemente superficial; es el resultado de un "intrincado baile molecular que tiene lugar en nuestro cuerpo día tras día", precisa la doctora Calvo.

La "piedra angular" de la salud cutánea

En este sentido, afirma que desde la regulación de la producción de colágeno hasta la protección contra los daños causados por los radicales libres y los rayos UV, las cascadas de moléculas "son la piedra angular de la salud cutánea".

De esta manera, la doctora precisa que los principios activos presentes en los cosméticos no son simples ingredientes; son los conductores que activan estas cascadas internas, aumentando la síntesis de colágeno y mejorando la firmeza de la piel desde adentro hacia afuera.

"En nuestras manos reside el poder de regular estas cascadas, a través de un estilo de vida consciente y cuidadoso. Cada elección que hacemos, desde nuestra exposición al sol hasta nuestros hábitos de cuidado de la piel, puede influir en el destino de nuestra juventud cutánea", concluye la dermatóloga.