Para que la relación de pareja mejore con los años

Cristinismos

Que haya decidido escribir sobre este tema y compartir cotidianos actos de pareja quizá puede dar pie a parecer que voy de experta o de terapeuta, sin ser yo nada de eso. Pensad que aquí vais a leer, en gran parte, lo que quiero compartir y mi parcela de privacidad me permite (principalmente porque implica a otra persona) y en parte lo que considero que os puede ayudar/servir, ya que no estamos aquí ni para escribir ni para leer dramas de nadie.

21/03/2024

Los primeros años de convivencia, en mi caso, fueron intensos. Porque 2 personas, cada de una su padre y de su madre, bajo el mismo techo, compartiendo hábitos y rutinas…fácil no me lo pareció. Que haya personas que quieran romantizar la experiencia, vivirla como un circuito de oportunidades para fortalecer la relación ...

Los primeros años de convivencia, en mi caso, fueron intensos. Porque 2 personas, cada de una su padre y de su madre,
bajo el mismo techo, compartiendo hábitos y rutinas…fácil no me lo pareció. Que haya personas que quieran romantizar la
experiencia, vivirla como un circuito de oportunidades para fortalecer la relación o que incluso vivan esas diferencias con
humor… estupendo y felicidades; quizá sea esa la actitud que haya que adoptar. Pero no os puedo hablar desde ese lugar
porque no he estado ahí.


En mi caso, perseverante de nacimiento, he expuesto siempre todo aquello que me ha molestado o que no ha encajado
conmigo y mi manera de hacer, que a menudo he pensado que es la única válida. Error. Hace unos años, expresando desde el lugar de la impaciencia, la impulsividad, la ofensa… muy característico de una edad joven, inmadura en el ámbito de la convivencia e insegura en una relación que se inicia. Un lugar que te lleva a otro lugar, el del rencor, para casi seguro partir de ahí en la próxima discusión.

Y, con el paso de los años, expresando las disconformidades desde el lugar de la espera, la reflexión y la empatía. Para no
solo exponer sino también dialogar.


Las experiencias que mencionaré se basan en cómo actúo en mi relación y no de cómo actúa mi pareja para conmigo.
Algunas maneras de hacer son recíprocas y otras no, pero recibo otras atenciones que compensan.


E Insisto: alguna vivencias y maneras de pensar ya las habrás experimentado o puesto en práctica y otras no compartes la
manera cómo las vivo o pongo en práctica yo.

Si leerlas te sirve me hará tan feliz como si leerlas te entretiene.

¡Vamos allá!

Sinceridad.

La actitud más sabia que he adoptado en mi relación es la de no inventarme una pareja. Quiero decir con esto que en 22 años de relación jamás nadie, y digo "jamás" y "nadie" bien alto, se ha tenido que sentar delante de mí para decirme con qué tipo de persona estoy. Siempre he sido muy sincera para conmigo y con mi entorno respecto a mi compañero de vida. Es decir, mi marido tiene virtudes pero también defectos. Como todos, ojo! No señalo con el dedo a nadie porque soy la primera que puede mejorar.

No he necesitado nunca que ninguna amiga o amigo con quien comparto intimidades de pareja me abra los ojos respecto a la persona con la que estoy, porque siempre he sabido hasta dónde pedir y qué esperar de mi pareja. Para mí es el aprendizaje más inteligente: conocer las capacidades y limitaciones de la persona con la que compartes vida, porque conocerlas te mantiene con los pies en el suelo.

He escuchado a personas hablar extremadamente bien de sus parejas a las que conozco y sé de sobras que no se comportan como las describen. Y no se trata de hablar mal de ella, yo no hago eso, pero si hay cualidades que no tiene por supuesto que no se las atribuyo. A esto me refiero con no "inventarte un marido". Mi marido es el que es, con sus virtudes y sus defectos. De mí depende que quiera convivir con él y lo que él es. Menuda faena lidiar con lo que me molesta de él y, encima, con el sentimiento de frustración porque me he inventado que no tiene nada que me moleste.

RECOMENDACIÓN: Que no te dé miedo decirte a ti misma en voz alta lo que no te gusta de tu pareja. Ese es el primer paso para dejar de idealizarla a ella y la relación que tenéis y detectar así los aspectos susceptibles de mejora, en caso de querer continuar. Vivir gestionando expectativas es agotador, decepcionante y tóxico. Es mucho más saludable llamar a las cosas por su nombre y gestionar a medida que se acontezcan los hechos.

Admiración.

Hay 3 aspectos en los que admiro profundamente a mi marido: El primero es la actitud que muestra ante su profesión: suele irse a trabajar con actitud y de buen humor y no recuerdo haberlo visto desilusionado o desagradecido, a pesar de que en muchas ocasiones no le han faltado motivos.

El segundo es la actitud que muestra ante la vida: actuando desde el positivismo, las ganas y el sentido del humor a pesar de que la situación no sea idónea. Adoptar un buen carácter para contigo y tu entorno cuando el momento que vives no te entusiasma me parece admirable.

Y el tercero: la facilidad, naturalidad y humildad de relacionarse con cualquier persona. Le admiro sobre todo por lo introvertida que yo soy. Intento aprender de su carisma y habilidades sociales pero reconozco que al ser un tema que no me atrae, no soy muy buena alumna a pesar de tener un buen profesor.

RECOMENDACIÓN: Para mí decir "Te admiro" tiene la misma validez e importancia que decir "Te quiero". Cuando admiras te motivas a mejorar. Decirle a tu pareja que la admiras viene desde el lugar de la madurez, la seguridad y la inspiración. Diciéndoselo le harás sentir bien y te sentirás bien.

Halagos.

Mi madre es una persona muy, muy halagadora y he copiado ese patrón y me comporto igual (con el entorno también pero con el paso de los años he aprendido a regularme porque ni todos merecen halagos ni los valoran). Le digo casi a diario a mi marido lo guapo que me parece, lo bien que huele o lo bien que le sienta un look y, sobre todo, lo bien que cocina, la facilidad con la que organiza los menús y lo limpio y ordenado que deja el espacio después de cocinar.

RECOMENDACIÓN: A todos nos gusta que nos valoren, sobre todo cuando hay un esfuerzo de por medio. Es cierto que hay personas a quienes les cuesta tanto elogiar como recibir elogios. Si algo me ha demostrado ser maestra es que un halago siempre anima a hacer lo que sea todavía mejor. Piensa en ello si eres de las personas a las que les cuesta.

Y no me refiero a los halagos zalameros, con los que se pretende manipular. Un elogio sincero debe ser en el momento concreto de ver o conocer el esfuerzo que ha implicado algo. No hay que elogiar todo el tiempo pero sí cuando se haga hacerlo desde el corazón y de manera generosa.

Comunicación emocional.

De la misma manera que a diario nos decimos "Te quiero", a menudo le expreso cómo me siento. Hacerlo regula mi estado de ánimo y que mi pareja tan solo valide mis emociones, a veces no necesito más que eso o ser escuchada, me ayuda a ordenarlas e incluso a relativizarlas, y se agradece porque los sentimientos desde otra perspectiva pierden intensidad.

Hay personas que se sienten más cómodas expresando sus emociones y sentimientos por escrito. A mí, sin embargo, con lo que me gusta escribir, cuando se trata de emociones prefiero decirlas en directo. En cambio, mii marido se expresa mejor por escrito y a mí personalmente me sirve igual que cuando se expresa oral, porque me compensa la muestra de amor independientemente del canal.

RECOMENDACIÓN: Si bien sabemos que no siempre es fácil o nos lo ponen fácil, también sabemos lo saludable que es poder expresar cómo nos sentimos y cómo nos hacen sentir y evitar así discusiones. No somos adivinos; necesitamos matices para interpretar correctamente la información y evitar bucles mentales.

Confianza.

Para mí la "confianza" va de la mano de la "espontaneidad" y poder ser espontánea, tanto en la comunicación verbal como en la no verbal, es algo que valoro mucho porque no siempre puedes comportarte natural sin ser juzgada u observada con lupa. Confianza y espontaneidad es familia, es amistad íntima y es pareja. Yo lo reduzco a esos 3 ámbitos. Está claro que no todo el rato regulo cómo me comporto en los círculos sociales, sigo siendo yo, pero no actúo de manera tan natural como cuando estoy con mi familia, con mis mejores amigos o con mi marido.

Con esto no quiero decir que para mí mi pareja sea mi mejor amigo; nunca me he comportado como tal, ni he vivido nuestra relación desde ese lugar, ni lo he pretendido, pero sí es la persona con quien más confianza tengo.

Hay actitudes, comportamientos y roles que desempeño con él que no adopto con ninguna otra persona porque no me sentiría cómoda haciéndolo.

RECOMENDACIÓN: Por un lado me refiero a la confianza a la hora de comportarnos y por otro a la tranquilidad, la seguridad y la despreocupación que conlleva tener confianza con y en tu pareja. Estaréis de acuerdo que no tiene ningún sentido tener al lado a una persona que no te proporciona o a la que no le tienes confianza. Tan importante es poder comportarnos con espontaneidad con nuestra pareja -porque entre otros muchos vínculos mantiene vivo el de la compenetración-, como tener confianza en tu pareja, porque la paz mental no tiene precio.

Vivir y dejar vivir.

Tener cada uno su vida y compartir una parcela de calidad de ambas vidas. Para mí eso ha sido siempre la definición de pareja saludable y sinónimo de duradera.

Detalles.

Recibir detalles a diario marca la diferencia en la calidad de una relación y no me estoy refiriendo a detalles materiales, aunque también son importantes cuando toca tenerlos. Sino a detalles afectivos, emocionales. En este ámbito yo soy más receptiva que emisora. Mi pareja es de dar los buenos días y las buenas noches cada día por mensaje (algunas lo sabéis por mi perfil en Instagram pero para quien no me siga en ese canal vivimos separados entre semana una media de 3 a 5 días). Hablamos cada día un mínimo de 3 veces, a media mañana me escribe un mensaje y me pide que le avise cuando llego a los sitios o salgo de ellos. Yo soy más descuidada en este aspecto, pero tengo otros detalles y es ahí donde está el equilibrio: considero que no hay que dar lo mismo que recibes sino que la calidad sea similar.

RECOMENDACIÓN: Los detalles es algo que valoro especialmente porque cuando te interesas por el bienestar de una persona estás mostrando un amor o afecto sincero. En la pareja nunca es tarde para tener detalles, por diminutos que parezcan pueden suponer muchísimo en la relación. Y es que el amor también se encuentra en los pequeños detalles cotidianos y puedo presumir de que en mi relación los hay y por eso insisto en que los pongáis en práctica, ya que tengo comprobado que nutren el cariño y el modo de relacionarte con tu pareja. Con pasos pequeños también te acercas a donde quieres llegar.

Humor.

Una vez leí un meme viral muy divertido que decía algo así como: Las mujeres queremos un hombre que las haga reír y las proteja. Algo así como un payaso ninja. Y bueno, quizá sea demasiado cómico pero a mí me parece muy acertado para describir a qué me refiero. Aunque soy de risa fácil, mi pareja sabe cómo hacerme reír y sonreír y eso no tiene precio. Sobre todo porque una carcajada a tiempo puede evitar una hecatombe.

RECOMENDACIÓN: Dicen que la distancia más corta entre dos personas es una sonrisa. Y para que eso pase, hay que caerse bien; tu pareja debe caerte bien y tú debes caerle bien a tu pareja. Y es que hay momentos en los que tu pareja te cae mal y no hay sustituto para esta expresión. Y no pasa nada! Pero si procuráis caeros bien la mayor parte del tiempo será mucho más fácil que riáis juntos. Reírte con tu pareja es sinónimo de compatibilidad, de aceptación, de confianza y de atracción.


Amor.

Y para acabar, el amor. Somos todos conscientes de que este concepto, el amor, tiene diferentes tipos, puntos de vista, definiciones, clasificaciones, maneras diferentes de integrarlo, de vivirlo… y todas válidas. Como yo lo vivo no tiene por qué parecerse a cómo lo vives tú. Lo que para mí significa amar o ser amado no tiene que significar lo mismo que para ti. Y es por eso que cuando he hablado de este tema con mi pareja, con amigos o con conocidos he escuchado más que aportado, porque suelo aprender más sobre perspectivas y enfoques. Aunque hay algo que leí y sentí que estoy en lo cierto respecto al punto que he comentado sobre la sinceridad. Leí que el amor pasa por 5 etapas. Una de ellas es la desilusión, donde la relación se vuelve vulnerable a causa de las manías, las carencias y los reproches y es muy fácil que en esta fase el amor se rompa.

El psicólogo que escribió el artículo dice que esta etapa es clave para fortalecer la relación y convertirla en duradera y verdadera, pero para que eso ocurra esta se debe basar en la realidad, en lo que verdaderamente hay y no en la proyección ideal que habíamos imaginado.

RECOMENDACIÓN: Hay maneras de actuar, de comportarse que quizá no lleguen nunca o no lo harán en el modo que esperas. Aceptarlo aparta el foco de las carencias de la relación y permite apreciar la abundancia o lo favorable.
Que haya hablado del amor en último lugar no es casualidad sino causalidad. Pienso que el amor resulta de los elementos anteriores; si existe la sinceridad para con uno mismo y la pareja, la admiración mútua, si se expresan halagos, si se exteriorizan sentimientos, si existe confianza, si se cuidan los detalles y si está presente el humor. Porque cuando todas estas esferas se dan, en mayor o menor medida, existe un amor de calidad que hará que la relación de pareja mejore con el paso de los años.

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