Cuentan desde la Maison que "antes de encontrar su nombre, Miss Dior tuvo como nombre de código la más brillante de las estrellas de la constelación de Géminis". Era Castor.  "Miss Dior nace de esas noches de Provenza salpicadas de luciérnagas donde el jazmín verde sirve de contrapunto a la melodía de la noche y de la tierra", en palabras de Christian Dior. Fueron pues los astros los que inspiraron al famoso diseñador a crear su primer aroma durante las provenzales noches de verano, contemplando las estrellas y rodeado del aroma embriagador del jazmín. Ahora, es perfumista de Dior, Francis Kurkdjian el encargado de man tener esta estela del firmamento a la piel con las diferentes reinterpretaciones de Miss Dior, tan esperadas por los fans de esta fragancia que se mantiene siempre joven.

"Las palabras de Christian Dior son poderosas y sugerentes cuando evoca la inspiración de Miss Dior. Resumen a la perfección una historia que vincula una y otra vez Dior al Perfume, Dior al Sur de Francia tan querido para él. Apelan a los aromas de la naturaleza, la belleza de esa noche mágica y sutilmente iluminada. Podríamos sentir los efluvios de jazmín que le rodean. Esta visión y esta felicidad de los sentidos me han inspirado y guiado para revisitar y reescribir la partitura de este perfume mítico, "mi" Miss Dior."

Este nuevo perfume Miss Dior es una composición en la que las notas florales y amaderadas se hacen eco, y juegan una partitura olfativa abstracta, dentro del estilo de los perfumes Chipre del que el Miss Dior de 1947 es una encarnación legendaria. "Para mí, el "Chipre" es la expresión misma de la sofisticación olfativa a la francesa. El Miss Dior de los orígenes representa esta arquitectura abstracta, esta complejidad noble. Quería a toda costa que mi nueva interpretación rindiese homenaje a esta singular forma olfativa. Mi Miss Dior es un Chipre contemporáneo. Refleja su época con las flores y las maderas, pero también las tonalidades golosas de la fresa silvestre", afirma Francis Kurkdjian

Las flores dominadas por la intensidad del jazmín afrutado son atravesadas por notas como las fresas silvestres crujientes y carnosas despiertan las papilas, apelan a una glotonería y a una adicción irresistibles.

Estos acordes cromáticos se mantienen gracias a una partitura amaderada y ambarada, sensual y sólidamente construida. Anclado por un Pachulí generoso y depurado, tamizado por un cedro de Alaska unificador y denso, es un sotobosque tapizado de musgo que envuelve con calidez la impertinencia de los frutos azucarados y la belleza de las flores.