El pelo seco es complicado de domar, se estropea antes y sufre por las temperaturas. Pero el más graso tiene a verse siempre sucio. Lo importante es dar con los productos adecuados, dejarse asesorar por los mejor expertos y aplicar las técnicas de lavado que aconsejan. Esto junto a hábitos saludables ...
El pelo seco es complicado de domar, se estropea antes y sufre por las temperaturas. Pero el más graso tiene a verse siempre sucio.
Lo importante es dar con los productos adecuados, dejarse asesorar por los mejor expertos y aplicar las técnicas de lavado que aconsejan. Esto junto a hábitos saludables de vida y alimentación. Con ello, no sólo controlarás el exceso de grasa, también promoverás la salud integral de tu cabello.
Los expertos nombran que un poco de grasa en el cuero cabelludo es natural y saludable, pero cuando éstas trabajan horas extras, nos encontramos con una producción excesiva de sebo, dando lugar a lo que conocemos como pelo graso.
María García, responsable de experiencia de cliente de Dalire, responde que: "No hay que demonizar el sebo, es algo que necesitamos para mantener el cabello suave y manejable. Otra cosa es cuando lo tenemos siempre demasiado graso y apelmazado, razón por la que habría que elegir un buen champú con pH neutro e ingredientes que regulen su producción como la bardana, ortiga o pomelo, y evitar los más pesados, ya que agravan el problema dejando residuos que apelmazan aún más el pelo".
Es una de las pistas que nos da la experta para poder aplicar el producto que necesitamos frente a un pelo más graso y lacio.
Son muchas las razones pues va desde causas hereditarias y factores hormonales. Ducray nombra las siguientes:
Aunque el cabello graso se trata de una afectación del cuero cabelludo, una dieta con alto consumo de grasas saturadas y harinas refinadas pueden estar relacionada con el aumento de la producción de sebo.
Este mecanismo de respuesta del organismo ante el peligro, ya sea real o psicológico, en donde se liberan hormonas como el cortisol aumenta la producción de sebo.
Por ello, tener el pelo graso se relaciona con el estrés debido a que este llega a obstaculizar los procesos hormonales naturales.
Vitaminas del complejo B, como la vitamina B2 (riboflavina) y la B6 (piridoxina) que se encuentran en diversos alimentos (carne, aves, pescado, entre otros), así como las vitaminas A y D están relacionadas con la secreción del sebo. La carencia de minerales como el hierro y zinc también tiene una repercusión en el cabello.
La pubertad, la adolescencia, el periodo menstrual, el embarazo o algunos trastornos endocrinos incrementan los niveles hormonales y esto altera la actividad de las glándulas sebáceas, generando un exceso de sebo en el cuero cabelludo, lo que origina tener cabello graso.
Al lavar el cabello, se eliminan no sólo las impurezas, sino también la capa de aceites naturales que segrega el cuero cabelludo para protegerse.
Determinados productos pueden alterar el pH de la piel cabelluda, ya que al ser demasiado agresivos provocan un efecto rebote en las glándulas sebáceas incentivando su hiperactividad.
Fijémonos en la temperatura del agua, primero tibia para abrir las cutículas con el fin de lograr una limpieza profunda, evitando la caliente que estimularía a las glándulas sebáceas a producir más grasa.
La cantidad del champú elegido no debe ser muy grande, no por ello es más eficaz y podría atraer más grasa. La experta comenta que cuando se aplica debe ir directamente a la cabeza y empezar a masajear suavemente con la yema de los dedos y en círculo.
Desde Dalire aconsejan dejar el champú en la cabeza un par de minutos para que penetren los ingredientes y disuelvan la grasa e impurezas.
Luego debemos aclarar con agua fría o tibia para cerrar las cutículas, sellar la humedad y aumentar el brillo.
Al contrario de lo que nos pensábamos, no hace falta cada día. Con lavarlo cada tres o cuatros días es suficiente.
Tras el lavado, entonces debemos detenernos en el proceso de secado y peinado. Según la experta, siempre es mejor que dejemos secar el pelo al aire libre y no con secador, a menos que lo pongamos a poca potencia para minimizar el efecto del calor directo. También debemos evitar determinados hábitos como tocarnos mucho el pelo para no transferir aceites adicionales, ni cepillarlo de una manera excesiva a diario.
"Cuando lo hagamos, que sea de cerdas naturales para que distribuyan mejor el aceite de las raíces a las puntas".
Para peinarlo, hay que buscar un estilo que no requiera de muchos productos adicionales como ceras o geles, buscando opciones no comedogénicas que después aplicaremos de medios a puntas.
Si vamos a usar bandas, sombreros o pinzas, asegurarse de que estén limpios para no acumular más aceite y suciedad en la cabeza.