Las emociones dirigen nuestra vida. No podemos evitar sentir miedo, dolor, alegría, tristeza y otras emociones. El organismo libera las sustancias fisiológicas necesarias para hacer frente a las distintas situaciones que se nos plantean. Muchos expertos señalan, por ejemplo, que la ansiedad por la comida (y especialmente por determinados alimentos) ...
Las emociones dirigen nuestra vida. No podemos evitar sentir miedo, dolor, alegría, tristeza y otras emociones. El organismo libera las sustancias fisiológicas necesarias para hacer frente a las distintas situaciones que se nos plantean. Muchos expertos señalan, por ejemplo, que la ansiedad por la comida (y especialmente por determinados alimentos) podemos sentirla todos en algún momento y se vincula al estado emocional, no al hambre que realmente podemos sentir. Serían las emociones las que inducen nuestro "apetito" y preferencias alimenticias.
De manera general, los especialistas señalan que:
1-Los compuestos orgánicos más relacionados con nuestras emociones serían la serotonina y el triptófano y se cree que serían fundamentales para controlar el estado de ánimo. El triptófano es un aminoácido esencial que debe aportarse con la alimentación (huevos, cereales y pescados, por ejemplo) y del que se necesita una cantidad mínima diaria. La combinación del triptófano, los ácidos omega-3, el magnesio y el zinc (compuestos presentes en los mismos alimentos) es necesaria para formar y mantener niveles de serotonina adecuados.
2-Incluye hidratos de carbono (sin refinar ni edulcorar), proteínas (animales o vegetales) y grasas sanas (en menor porcentaje que los anteriores) para mantener un correcto equilibrio a nivel nutricional sin que se presenten deficiencias de ningún elemento.
3-Comer de manera organizada ayuda a mantener un nivel adecuado de glucemia. Así, podrás evitar el picoteo y no llegarás a la comida siguiente con un hambre voraz que te hará ingerir excesiva cantidad.
4-Elige alimentos adecuados para evitar sentir el hambre falsa. Se recomienda consumir proteínas bajas en grasa (legumbres), verduras (crudas, al vapor o al horno), cereales integrales, frutas y agua elaborados en crudo, a la parrilla, asados en el horno, al vapor o en papillote. El abanico es amplio: pavo, pollo, leche de vaca y soja y sus derivados, huevos, pescado, pan, cereales integrales, legumbres, verduras (apio, col, y espárragos), frutas (moras y fresas), grasas no saturadas (almendras y aceite de oliva) y chocolate del 70% de cacao.
5-Cuando te sientas triste, si te gustan los alimentos salados, consume frutos secos (nueces, almendras y pistachos, por ejemplo) pues contienen triptófano. Si prefieres algo más dulce, elige un plátano, pues se considera que incrementa la producción de dos neurotransmisores imprescindibles (la serotonina y la dopamina).
6-Para reducir los cambios de humor incluye pescado azul (porque el ácido graso omega 3 facilitaría el descenso de los niveles de cortisol) y almejas (fuente de vitamina B12 que mejoraría el estado nervioso).
7-Si deseas reducir el estrés, consume selenio un oligoelemento presente en multitud de verduras y hortalizas (espinacas, champiñones, tomates, cebollas y espárragos, entre otros) que ayuda a relajarse y chocolate negro (70% de cacao con magnesio que reduce la ansiedad).