Atracones, picoteos a deshora, comer más de lo que necesitamos, comer a todas horas,… Estos son algunos de las acciones que hacemos cuando recurrimos a la comida para evitar esas emociones que nos asaltan y con las que no estamos cómodas. Y que nos llevan a comer tal y como ...
Atracones, picoteos a deshora, comer más de lo que necesitamos, comer a todas horas,… Estos son algunos de las acciones que hacemos cuando recurrimos a la comida para evitar esas emociones que nos asaltan y con las que no estamos cómodas. Y que nos llevan a comer tal y como nos sentimos, sin prestar atención a lo que realmente necesitamos. Es el denominado "hambre emocional" y, según los expertos, se llama así a la sensación ligada a alteraciones en el estado de ánimo que nos impulsan a ingerir ciertos alimentos por la sensación de placer que nos proporcionan. Todo lo cual nos hace comer de manera automática, incontrolada, para tratar de saciar una extraña y falsa sensación de hambre. Un comportamiento que no responde a necesidades reales del cuerpo, sino a emociones inconscientes, a necesidades afectivas, emocionales o psicológicas.
Al igual que puede ocurrir con otros trastornos, cuando sufrimos hambre emocional, la comida se convierte en el instrumento para acallar esas emociones. Ello nos lleva a comer, por ejemplo, cosas dulces (chocolate, bombones, …), que nos produce una liberación de serotonina, una sustancia ligada con la sensación de placer. En este sentido, el sistema nervioso reaccione enviando señales que nos incitan a ingerir este tipo de alimentos, de manera que se produce un mecanismo de defensa que busca generar cierto bienestar.
Dejarnos seducir por estas conductas no es bueno. Por eso tenemos que poner en marcha una serie de pautas que nos ayuden a controlar esta sensación y que nos permita seguir una dieta adecuada. Vamos a ver cuáles son algunas de esas recomendaciones:
- Duerme: es necesario dormir al menos 7 - 8 horas, a ser posible, sin interrupciones, para conseguir una buena recuperación y asegurar el equilibrio a nivel hormonal. Además, ten en cuenta que dormir mal incrementa las ganas de ingerir alimentos poco saludables
- Haz ejercicio físico: es, sin duda, la mejor herramienta para nuestra salud, ya que mejora el estado de ánimo y previene el desarrollo de determinadas patologías, además de que tiene un papel fundamental en la regulación del apetito.
- Mantente ocupada: busca hacer actividades que te mantengan ocupada, a la vez que te proporcionan equilibrio y alivio emocional. Prueba a dar un paseo, montar en bici, leer un libro, etc.
- Sáciate: uno de los consejos para llevar a cabo esta pauta es incluir en nuestra dieta alimentos que incluyan fibra para, precisamente, que nos provoque esa sensación de saciedad. Como, por ejemplo, la fruta y las verduras.
- Regula el estrés: la tensión es una de las principales causas del comer emocional, por lo que tenemos que buscar la manera de gestionar esos nervios de manera efectiva. En este caso, como el mindfulness, la meditación o la relajación nos servirán de mucho.