La actividad física resulta muy beneficiosa para la salud, porque, entre otras ventajas, contribuye a prevenir y gestionar enfermedades no transmisibles (como la diabetes o las patologías cardiovasculares), ayuda a controlar el peso y reduce los síntomas asociados a alteraciones del estado de ánimo (como la depresión y la ansiedad). De ...
La actividad física resulta muy beneficiosa para la salud, porque, entre otras ventajas, contribuye a prevenir y gestionar enfermedades no transmisibles (como la diabetes o las patologías cardiovasculares), ayuda a controlar el peso y reduce los síntomas asociados a alteraciones del estado de ánimo (como la depresión y la ansiedad).
De manera general, la Organización Mundial de la Salud aporta una serie de recomendaciones sobre la actividad física para el grupo de población de adultos entre 18 y 64 años. Señala que deberíamos realizar:
-actividades físicas aeróbicas moderadas semanales durante, al menos, 150 a 300 minutos.
-o actividades físicas aeróbicas intensas a la semana durante, como mínimo, 75 a 150 minutos.
-o una combinación a lo largo de la semana, en la que se intercalen, de manera equivalente, actividades moderadas e intensas.
-y, durante dos o más días a la semana, realizar actividades de fortalecimiento muscular moderadas o más intensas que ejerciten los principales grupos musculares.
Para los niños y los adolescentes, las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud se refieren a dedicar 60 minutos diarios, como mínimo, a actividades físicas entre moderadas e intensas, fundamentalmente aeróbicas, a lo largo de la semana e incorporar actividades físicas intensas y actividades que fortalecen los músculos y los huesos, como mínimo, tres días a la semana.
A pesar de estas indicaciones, uno de cada cuatro adultos en el mundo no alcanza los niveles de actividad física recomendados por la Organización Mundial de la Salud. Tampoco lo hacen la mayor parte de los adolescentes ni algunos niños. Esta situación debería ser revertida para reducir el sedentarismo, lograr una buena forma física y disfrutar de salud plena.
La Organización Mundial de la Salud no establece en sus recomendaciones la necesidad de realizar una actividad física concreta ni un número concreto de pasos diarios. Establece la medida en relación al tiempo, centrándose en los minutos a partir de los cuales los beneficios en la salud pueden percibirse, en el nivel previo de actividad física que presenta cada persona y en el establecimiento de objetivos alcanzables de forma progresiva.
El planteamiento saludable se centra en aumentar los niveles de actividad física y reducir el sedentarismo teniendo en cuenta que es necesario personalizar las indicaciones y adaptarlas a cada uno. Marcar el objetivo de movernos cada cierto tiempo, cambiar de postura, trabajar a ratos de pie si es posible, subir y bajar escaleras o ir al trabajo caminando, por ejemplo, aportará numerosos beneficios adicionales al ejercicio realizado de manera más consciente y pautada.