Se pueden definir los calambres como contracciones o espasmos súbitos e involuntarios de uno o más músculos. Suelen presentarse después de hacer ejercicio, aunque también se producen, especialmente en las piernas, por la noche. Son molestias frecuentes, incómodas, dolorosas y con una duración variable (desde unos segundos a varios minutos). A ...
Se pueden definir los calambres como contracciones o espasmos súbitos e involuntarios de uno o más músculos. Suelen presentarse después de hacer ejercicio, aunque también se producen, especialmente en las piernas, por la noche. Son molestias frecuentes, incómodas, dolorosas y con una duración variable (desde unos segundos a varios minutos).
A pesar de que pueden producirse en cualquier músculo, se presentan más habitualmente en los músculos de muslos, pies, abdomen, manos y brazos. Su frecuencia es mayor en deportistas, durante el embarazo, en personas mayores, con sobrepeso, problemas tiroideos o alteraciones nerviosas, aunque pueden padecerlos todo el mundo.
La causa de aparición más común es la excesiva tensión en un músculo. También pueden presentarse por deshidratación, compresión nerviosa en la zona del cuello o espalda, el padecimiento de ciertas enfermedades, durante el embarazo, los períodos prolongados de ejercicio o de trabajo físico, con el consumo de ciertos medicamentos y en situaciones de bajos niveles de minerales (magnesio, calcio y potasio), vitaminas (E, B y D) y ácido omega 3, entre otras causas.
Cuando se presentan no suele ser necesario realizar un tratamiento específico, aunque suele recomendarse la aplicación de calor cuando el músculo está tenso, aplicar frío cuando existe dolor, estirar o dar masajes en el músculo suavemente y beber líquido (si la causa es la deshidratación). Algunas fuentes señalan la posibilidad de administrar, bajo control médico, suplementos de vitamina B, aunque los datos no están completamente confirmados.
Puedes mejorar o incluso evitar la aparición de los incómodos calambres siguiendo unas medidas sencillas. Antes de iniciar y al finalizar el ejercicio se recomienda realizar estiramientos adecuados en todos los músculos. Realizar un baño tibio o dirigir el chorro de la ducha caliente hacia el músculo afectado. Usar una toalla tibia o una almohadilla de calor sobre los músculos en los que se percibe tensión. Aplicar un masaje con hielo sobre el músculo para aliviar la sensación de dolor.
Las medidas preventivas se centran en realizar estiramientos e hidratarse adecuadamente antes y después de practicar ejercicio. Además, desde la perspectiva de los tratamientos "naturales" serían recomendables:
1-Boldo, (contiene boldina, cineol y limoneno) aplicado externamente, relaja los músculos.
2-Romero, considerado antiinflamatorio y calmante, resultaría especialmente eficaz cuando se aplica en un baño con agua caliente durante unos quince minutos.
3-Ulmaria, (presenta derivados salicílicos, glucósidos fenólicos y flavonoides) se considera que, aplicada externamente, reduce la inflamación y los dolores articulares.
4-Cola de caballo, (contiene silicio y potasio) previene los calambres facilitando la circulación sanguínea.
5-Levadura de cerveza, (rica en proteínas y vitaminas, especialmente del grupo B) mejora la circulación sanguínea de las piernas y aumenta la fuerza y funcionalidad de los músculos.
6-Harpagofito, estaría indicado para reducir las contracciones musculares porque se considera antiinflamatorio y relajante.