El Bar Bauma, abierto por el abuelo de su último propietario Joan Altarriba tras la Segunda Guerra Mundial, forma parte de la historia de la ciudad. Lo que en un principio fue un bar de barrio al que sus clientes acudía a desayunar y comer, con el tiempo se convirtió ...
El Bar Bauma, abierto por el abuelo de su último propietario Joan Altarriba tras la Segunda Guerra Mundial, forma parte de la historia de la ciudad. Lo que en un principio fue un bar de barrio al que sus clientes acudía a desayunar y comer, con el tiempo se convirtió en un referente en el que se daban cita una clientela muy diversa y distinguida, que incluía políticos, actores y escritores. Nombres como Quim Monzó o Marsé eran habituales en la década de los 90 y principios de los 2000, cuando Bauma estuvo en su esplendor.
Un local con mucha historia y muchas anécdotas. Se dice que fue el primer local de Barcelona en tener el televisor de cara al cliente. Y los que ya tienen cierta edad, recordarán su mítica y reconocible marquesina. Un elemento que las autoridades municipales decidieron quitar, no sin antes la protesta de todos sus fieles clientes.
Ahora ha reabierto sus puertas, manteniendo su esencia, pero con un aire más moderno y fresco. Su antiguo propietario no quería que su legado desapareciera por completo, así que aceptó la propuesta del grupo gastronómico Somos Esencia, propietarios de otros locales como Agua, Bestial o Barraca, que ha sabido mantener los valores de Bauma.
Situado en el número 124 de la calle Roger de Llúria, justo enfrente de la Casa de les Punxes, está abierto cada día de 8 de la mañana a 1 de la noche para ofrecerte desde desayunos, a aperitivos, comidas, cenas y tapas, que combinan la autenticidad de la cocina catalana con un toque algo más contemporáneo.
En su carta encontrarás los bocadillos que fueron marca de la casa durante mucho tiempo, como la flauta de tortilla o el clásico de atún con mayonesa y pimiento asado. Pero también platos de cuchara tradicionales, como fricandó, albóndigas de sepia o rabo de toro, junto a propuestas más modernas como tatakis, tostadas con aguacate o huevos Benedict. Sin olvidar, por supuesto, sus exquisitas tapas. Esas patatas bravas, esa tortilla de patatas, ensaladilla rusa, buñuelos de bacalao o un delicioso montadito de carpaccio de buey y foie.
Si ya lo visitaste en su etapa anterior, vale la pena que te acerques para conocer sus novedades. Y si no lo conocías, no olvides pasarte por allí para saborear su exquisita comida, disfrutar de su acogedor ambiente y formar parte de la nueva historia que el Bar Bauma escribirá a partir de ahora.