Una de las creencias populares más extendidas respecto al aumento de peso es que comer rápido nos hace engordar. Y no es cierto, ya que las calorías ingeridas son las mismas, pero sí vamos a coger peso si lo que hacemos es comer más en un menor tiempo, aparte de que nos pueda provocar diversas enfermedades. Por eso, la velocidad no es nuestra gran aliada. Los expertos nutricionistas señalan que debemos masticar unas 30 veces cada bocado, ya que masticar despacio, que nos provocará una mayor sensación de estar saciados. Masticando tranquilamente cada bocado, hasta que el alimento haya perdido toda su consistencia, nos ayudará a que el estómago pueda digerir bien cada uno de esos alimentos. Lo cual redundará en nuestra salud. Así que, olvídate de comer contrarreloj.

Porque otro de los beneficios de comer despacio está directamente relacionado con nuestra salud. Así, a la hora de la comida debemos comer sentadas (olvídate de dar ese bocado al sándwich de pie, frente a la encimera de la cocina), masticar bien y elegir alimentos saludables para tener una buena digestión y mandar al cerebro señales de cuándo es suficiente.

La mayor parte de la población está acostumbrada a comer muy deprisa, pues el estrés, la ansiedad y la sensación de ir corriendo a todas partes nos obliga a no dedicar a alimentarnos bien el tiempo que se merece. Una serie de circunstancias que pueden provocarnos el desarrollo de enfermedades como la obesidad abdominal, hipertensión,  niveles elevados de colesterol, gases, dolor abdominal o problemas digestivos. Sobre todo, porque comer rápido provoca que en el intestino se reduzca la segregación de unas hormonas que provocan la sensación de estar saciada, lo cual provocaría, a su vez, la necesidad de comer más.  

Di NO a masticar deprisa

Ahora que ya sabemos la necesidad de masticar bien los alimentos y comer despacio, vamos a enumerar otras razones por las que no debemos tener prisa a la hora de comer:

- Vientre hinchado: si no masticas lo suficiente, la comida llega a tu estómago en trozos grandes, por lo que no se digiere bien y acaba causando distensión abdominal, flatulencia y pesadez.

- Peores digestiones: todo lo anterior nos puede provocar, también, que si masticamos mucho lo que ingerimos, hacemos que el estómago se vea obligado a gastar más energía y a producir más jugos gástricos para digerir los alimentos. Por eso, los expertos dicen que el proceso de la digestión comienza en la boca.

- No nos sentiremos saciadas: debemos saber que nuestro cerebro segrega unas hormonas para indicarnos que ya hemos comido suficiente. Además, piensa que, desde que te sientas a la mesa hasta que se libera la primera señal de "parar", pasan unos 20 minutos.

- No percibimos los sabores: la saliva permite que las partículas sápidas, es decir, las responsables del sabor de los alimentos, activen las papilas gustativas, de ahí que cuanto más trituremos los alimentos al masticar, más partículas se liberan.

- Nutrientes malgastados: cuando masticamos concienzudamente los alimentos y le dedicamos tiempo, estos se impregnan de las enzimas de la saliva, que comienzan a descomponer el alimento y favorecen la absorción de nutrientes.