Desde entonces, mucho ha evolucionado este dulce hasta convertirse en nuestros días en objeto de culto, sobre todo desde que Willy Wonka nos enseñara la ilusión de elaborar chocolate en su especial fábrica en un mundo imaginario. Se trata de un alimento al que algunas ciudades y pueblos españoles le han ...
Desde entonces, mucho ha evolucionado este dulce hasta convertirse en nuestros días en objeto de culto, sobre todo desde que Willy Wonka nos enseñara la ilusión de elaborar chocolate en su especial fábrica en un mundo imaginario.
Se trata de un alimento al que algunas ciudades y pueblos españoles le han dedicado incluso un museo en el que venerar este "alimento de los dioses". Yescapa, plataforma de alquiler de autocaravanas y furgonetas camper, nos cuenta dónde están y todo lo que puedes encontrar. ¡Elige y disfruta!
De larga tradición, la elaboración del chocolate fue una de las principales industrias de esta ciudad y su comarca, sobre todo durante los siglos XVIII al XX, época en la que llegó a albergar más de medio centenar de fábricas. En la actualidad, cualquiera que recorra sus calles nota la importancia de este producto debido al gran número de negocios locales que se dedican a su venta.
Considerado como el primer museo de España y el segundo de Europa dedicado al cacao y al chocolate, fue fundado por José Luis López García, comerciante de telas astorgano, que comenzó a reunir maquinaria, utensilios, cartelería y un sinfín de objetos referentes al mundo del chocolate. El edificio que alberga el museo es un palacete modernista de principios del siglo XX que fue la residencia, almacén y fábrica del chocolatero astorgano D. Magín Rubio.
Desde el siglo XV, el chocolate ha tenido un papel clave en el tejido económico y social de la Ciudad Condal. De hecho, el puerto de Barcelona actuó como punto de partida del producto para su comercialización y difusión por Europa.
Esta larga tradición, llevó al Gremio de Pastelería de Barcelona a fundar el museo del chocolate, que tiene su sede en el antiguo convento de Sant Agustí, ubicado en el emblemático barrio del Borne. En cada una de las ocho salas en las que se divide, el visitante puede disfrutar de la historia de este alimento, de su uso y de lo que representa para las diferentes culturas que lo han elaborado y consumido. También se muestra cómo llegó a Europa y cómo en su difusión se entremezclan mito y realidad, además de mostrar cómo funciona una plantación y su proceso de elaboración.
Considerado como uno de los grandes museos del chocolate junto con el de la ciudad alemana de Colonia, nace tras un proyecto de varias décadas de manos de sus propietarios, La Despensa de Palacio, una empresa chocolatera artesanal creada en 1743.
Conocido como Chocomundo, está ubicado en un edificio modernista del siglo XIX, presidido por una imagen de la diosa del cacao. En sus más de 1.300 m2, reúne la mayor colección de objetos dedicados al mundo del chocolate, repartidos en diferentes salas en las que el visitante encontrará desde un espacio de proyecciones donde se narra la historia del cacao, otros con utensilios y moldes, hasta uno destinado a los envases y carteles publicitarios.
En este museo, como no podía ser menos, se rinde culto al cacao gracias a la histórica fábrica de chocolate artesano Comes. En las dos plantas de esta fábrica-museo, el visitante puede conocer el proceso de elaboración del chocolate y contemplar los antiquísimos utensilios que se usaban para su manipulación. También se pueden observar las primeras tostadoras de cacao y todas las herramientas originales empleadas en la fábrica Comes desde su fundación en 1870. El museo se completa con una biblioteca relacionada con el chocolate y una colección de fotografías y documentos relacionados con el cacao.
La tradición de elaborar chocolate en esta ciudad navarra se inició en 1680, año en el que se levantaron las primeras casas de la plaza del Ayuntamiento, en una de las que se abrió un taller de chocolatería y confitería. Hasta aquí llegó en 1925 Rafael Gorrotxategi, abuelo de José María Gorrotxategi, repostero de prestigio que se formó en algunas de las confiterías más famosas del mundo. Enamorado del chocolate y de su historia, durante más de 30 años fue adquiriendo una espectacular colección de enseres, que ahora expone en su museo del chocolate.
En la visita se puede apreciar desde una gran pieza de piedra para moler el cacao, herramientas primitivas, algunas de ellas precolombinas, como molinos y morteros, moldes, tostadores y balanzas, y otras colecciones de tazas mostacheras (piezas de la segunda mitad del siglo XIX que por su estructura impedían que los bigotes de los señores se mojaran al beber). También destaca el obrador reacondicionado de Juan Ignacio Garmendia, uno de los primeros obradores eléctricos que hubo en el País Vasco.
La visita finaliza con la proyección del documental ´Txokolatea´, en un espacio cercano al museo donde se imparten talleres, catas y degustaciones de chocolate.
Según cuenta el historiador José Payá Nicolau, la tradición chocolatera de esta localidad alicantina se remonta a 1810, con la llegada de un maestro chocolatero italiano que huía de las tropas de Napoleón. Pero la historia cita que la firma Chocolates Marcos Tonda se había fundado en 1793, casi 20 años antes de la llegada del mencionado italiano. En cualquier caso, es una ciudad famosa por su chocolate y en especial por ser la cuna de la marca Valor, propietaria del museo creado en 1998 y en 2008, reconocido por la Generalitat Valenciana como Museo Valenciano del Chocolate.
Ubicado en la que fuera la pequeña fábrica familiar, en él se puede conocer el proceso de elaboración del chocolate y toda la historia de Chocolates Valor desde su nacimiento hasta la actualidad, pasando por las cinco generaciones de maestros chocolateros que la han dirigido. Además, cuenta con una de las mejores colecciones de maquinaria de la industria de chocolate de diferentes épocas, desde los tiempos en los que el cacao se molía en piedra hasta la actualidad.