La anemia es una alteración en la que el número de glóbulos rojos o la concentración de hemoglobina que contienen son inferiores a lo considerado normal. Cuando una persona presenta niveles bajos de glóbulos rojos, son anormales o no contienen suficiente hemoglobina, se ve reducida la capacidad de la sangre ...
La anemia es una alteración en la que el número de glóbulos rojos o la concentración de hemoglobina que contienen son inferiores a lo considerado normal. Cuando una persona presenta niveles bajos de glóbulos rojos, son anormales o no contienen suficiente hemoglobina, se ve reducida la capacidad de la sangre para transportar oxígeno a los tejidos, pudiendo presentarse síntomas específicos.
La hemoglobina es una proteína encargada del transporte de oxígeno. Cuando su concentración es adecuada, puede cubrir las necesidades fisiológicas. La cantidad varía en función de factores como la edad, el sexo, el consumo de tabaco y el embarazo, entre otros.
Son numerosas las causas de anemia. A nivel nutricional el problema se centra en la existencia de ciertas carencias debidas a una dieta inadecuada o a una mala absorción de nutrientes (fundamentalmente hierro, ácido fólico, vitamina B12 y vitamina A). También causan anemia las infecciones (como la tuberculosis o la infección por VIH, por ejemplo), las enfermedades crónicas, los problemas a nivel ginecológico y obstétrico y ciertos trastornos hereditarios.
Entre los síntomas de la anemia destacarían: debilidad, mareos, somnolencia y dificultad para respirar, especialmente al practicar ejercicio. Los grupos de población más afectados son los niños y las embarazadas y es en ellos en los que se presentan los casos de anemia más graves.
La anemia se considera un indicador de desnutrición y mala salud que, además de ser un problema por sí misma, también puede repercutir en otros problemas de salud pública en el mundo (como el peso bajo al nacer, el sobrepeso y la obesidad en la niñez y el retraso del crecimiento). Algunos estudios señalan que la anemia ferropénica (debida a bajos niveles de hierro) afecta al desarrollo cognitivo y físico de los niños (provocando un bajo rendimiento escolar) y reduce la productividad de los adultos (lo que implica problemas a nivel social y económico para la persona afectada y su familia).
Existen medidas preventivas generales que pueden reducir el impacto de la anemia en todo el mundo. Se centran en aplicar estrategias de comunicación y cambio para mejorar las conductas relacionadas con la nutrición (aumentar la variedad de alimentos ingeridos, mejorar las prácticas de alimentación de los lactantes y aumentar la biodisponibilidad y el consumo de micronutrientes mediante el empleo pautado de suplementos con hierro, ácido fólico y otras vitaminas y minerales). También se dedicarían al control de enfermedades, la calidad del agua, el saneamiento, la higiene, la salud reproductiva y la pobreza, entre otros.