Los dos principales patrones de actividad inadecuados y que se presentan con mayor frecuencia entre la población general y en personas que padecen enfermedades que provocan dolor se centran en reducir las actividades y movimientos que realizan para evitar que el dolor se incremente y, el patrón contrario, es decir, ...
Los dos principales patrones de actividad inadecuados y que se presentan con mayor frecuencia entre la población general y en personas que padecen enfermedades que provocan dolor se centran en reducir las actividades y movimientos que realizan para evitar que el dolor se incremente y, el patrón contrario, es decir, realizar el mayor número de actividades a pesar del dolor que padecen pensando que van a conseguir mejorar con ese esfuerzo.
Los patrones de actividad inadecuados centrados en reducir las actividades y movimientos para evitar que el dolor se incremente se consideran una estrategia correcta para recuperarse de un dolor agudo (por ejemplo, cuando sufrimos un esguince y el médico nos recomienda reposo), pero no es una conducta adecuada cuando se trata de un problema crónico, ya que produce efectos negativos entre los que destacarían:
1-Cuando el reposo es excesivo e inadecuado, el cansancio y el dolor se incrementan porque es preciso realizar un mayor esfuerzo para poder hacer cualquier movimiento.
2-Se produce un debilitamiento generalizado y la pérdida de la fuerza de los músculos y de la flexibilidad de las articulaciones.
3-Se presenta una variación en el estado de ánimo con un aumento de la tristeza y las preocupaciones porque se abandonan actividades que generaban bienestar al ser realizadas.
Algo similar sucede cuando empleamos patrones de actividad inadecuados centrados en realizar el mayor número posible de actividades a pesar de no tener ganas o sentir dolor al hacerlas. Este tipo de conductas que provocan una sobrecarga de actividad, no sirven para mejorar el estado de ánimo o reducir el dolor y pueden afectar de manera negativa a la salud y al bienestar de los pacientes porque:
1-El exceso de movimiento induce el abandono de todas las actividades (tanto las obligatorias como las consideradas agradables o placenteras) debido a que se genera una sobrecarga que agota e impide su práctica.
2-La sensación de cansancio, desánimo y fatiga se incrementan de manera exponencial, lo que reduce las expectativas de disfrutar con lo que hacemos.
3-Cuando aprovechamos los momentos en los que nos sentimos mejor o con menos dolor para hacer todo lo que hemos ido retrasando, solo conseguiremos sentirnos mucho peor al día siguiente y con más dolor.
Debido a sus efectos perjudiciales, ambos patrones resultan inadecuados, especialmente en situaciones de dolor, malestar y cansancio. Los expertos recomiendan mantener un equilibrio entre actividad y descanso para aumentar el bienestar y la calidad de vida. Si tienes dudas, consulta a tu médico y sigue sus indicaciones.