El sistema neuroendocrino se activa cuando se enfrenta a situaciones estresantes. Esta activación a nivel físico provoca que las glándulas adrenales incrementen su funcionamiento y liberen hormonas como respuesta. La más importante es el cortisol. La liberación intensa y mantenida en el tiempo de cortisol provoca síntomas a todos los ...
El sistema neuroendocrino se activa cuando se enfrenta a situaciones estresantes. Esta activación a nivel físico provoca que las glándulas adrenales incrementen su funcionamiento y liberen hormonas como respuesta. La más importante es el cortisol. La liberación intensa y mantenida en el tiempo de cortisol provoca síntomas a todos los niveles que están asociados a la percepción de estrés.
De manera general, nuestro organismo se centra en realizar las diferentes tareas metabólicas que mantienen el equilibrio de las funciones corporales. En el momento en que aparece un estímulo estresante, el cerebro genera señales específicas que activan las glándulas adrenales y comienzan a liberar grandes cantidades de cortisol como respuesta.
Esta liberación de cortisol genera una descarga de glucosa en la sangre. La gran cantidad de energía que llega a los músculos les permite un movimiento más rápido y una respuesta inmediata al estímulo. Cuando el evento estresante desaparece, los niveles de cortisol se reducen y el organismo recupera su estado normal. Esta situación normal, de estrés agudo a corto plazo, desaparece rápidamente y permite controlar las situaciones peligrosas y afrontar las novedades y emociones de la vida.
Cuando el nivel elevado de cortisol se mantiene durante mucho tiempo porque estamos siendo sometidos a múltiples estresores, se produce una alteración hormonal que afecta a la persona a diferentes niveles. El cortisol actúa sobre otras hormonas y altera su funcionamiento, generando síntomas asociados al estrés, presentándose estrés crónico, que perdura en el tiempo y puede generar problemas a varios niveles.
Los efectos asociados al estrés por un nivel de cortisol elevado durante un tiempo prolongado se centran en:
1- A nivel físico se incrementa la percepción de dolor, presentándose, especialmente, dolor de cabeza, de espalda y muscular. Suele presentarse rigidez en cuello y/o mandíbula. También se presentan, a nivel cardíaco, palpitaciones e hipertensión. A nivel digestivo se produce aumento o reducción del apetito, pérdida o aumento de peso, diarrea o estreñimiento y problemas digestivos como la dispepsia. Además, aumenta la sensación de cansancio y fatiga que no se recupera con el descanso.
2-A nivel psicológico se modifica el estado de ánimo y aparecen irritabilidad y cambios de humor. Surgen problemas para dormir como el insomnio o las pesadillas o se duerme en exceso. También se presentan pérdida y/o mala memoria y falta de concentración.
3-A nivel conductual se inician o incrementan conductas nocivas como el consumo de alcohol, tabaco o drogas para conseguir la relajación. También aparecen problemas en las relaciones sexuales.
Cuando percibas algún síntoma de este tipo, debes consultar al médico. Es probable que no todas tus sensaciones sean debidas al estrés pero es el médico quien debe realizar el diagnóstico correcto de lo que te sucede y pautar el tratamiento adecuado.