Se denomina daño cerebral adquirido cuando la lesión que se produce a nivel cerebral tiene lugar tras el nacimiento de la persona y es permanente. Se presenta de manera repentina y provoca un variado grupo de secuelas que alteran su calidad de vida y la de su familia. Entre las principales ...
Se denomina daño cerebral adquirido cuando la lesión que se produce a nivel cerebral tiene lugar tras el nacimiento de la persona y es permanente. Se presenta de manera repentina y provoca un variado grupo de secuelas que alteran su calidad de vida y la de su familia.
Entre las principales secuelas del daño cerebral adquirido, los expertos destacan:
1-Secuelas físicas. Son las más visibles. Puede presentarse parálisis de una mitad del cuerpo (hemiparesia), parálisis de las cuatro extremidades (tetraparesia) o parálisis de una extremidad (monoparesia). También se puede producir pérdida de equilibrio, alteraciones de la marcha, dificultades en el control del tronco o de la cabeza, temblores, falta de sensibilidad o pérdida de alguno de los sentidos de forma parcial o total.
2-Secuelas emocionales. Se centran en las alteraciones de conducta y personalidad que aparecen tras sufrir daño cerebral. Pueden presentarse desinhibición, aislamiento, irritabilidad, agresividad, falta de motivación y dificultades para adaptarse a la nueva situación generada.
3-Secuelas cognitivas, no siempre fácilmente identificables. Se asocian a alteraciones de memoria, aprendizaje, razonamiento y lenguaje, entre otras. Especialmente importante es la aparición de alteraciones en la comunicación que afectan a la expresión oral y/o escrita y la capacidad de comprensión de la persona afectada.
Las causas del daño cerebral adquirido pueden clasificarse como traumáticas o no traumáticas. Las causas traumáticas se presentan cuando el origen de la lesión cerebral es externo, provocado por un impacto, normalmente por un golpe en la cabeza denominado traumatismo craneoencefálico. Suele ser ocasionado por una caída o por un accidente de tráfico y, en función de la duración de la pérdida de consciencia y de su profundidad, la severidad del daño cerebral será mayor o menor.
Las causas no traumáticas describen lesiones cerebrales de origen interno. La fundamental es el ictus, también llamado derrame cerebral o infarto cerebral. La anoxia cerebral provocada por la falta de oxígeno en el cerebro como consecuencia de una parada cardiaca, de un fallo respiratorio súbito o de la combinación de ambos y las infecciones a nivel cerebral (causadas por bacterias y virus, por ejemplo) también serían causas no traumáticas.
Entre los factores de riesgo que pueden provocar daño cerebral se encuentran los considerados intrínsecos no modificables por la persona (la edad porque el riesgo aumenta a partir de los 65 años, el género porque afecta más a los hombres pero es más grave en mujeres, la hipertensión arterial y la genética centrada en la existencia de antecedentes familiares) y los extrínsecos, que pueden ser modificados por la persona (estilo de vida sedentario y consumo de alcohol o tabaco, fundamentalmente). Se recomienda actuar sobre los factores modificables para reducir el riesgo de padecer daño cerebral adquirido.