Uno de los grandes retos a la hora de desarrollar y producir productos farmacéuticos es el de garantizar la estabilidad de la formulación, es decir, mantener por un determinado tiempo, desde su fecha ...
Uno de los grandes retos a la hora de desarrollar y producir productos farmacéuticos es el de garantizar la estabilidad de la formulación, es decir, mantener por un determinado tiempo, desde su fecha de fabricación hasta la fecha de caducidad, sus propiedades originales dentro de las especificaciones de calidad. Pero ¿qué ocurre con los medicamentos o suplementos que tenemos caducados en nuestro botiquín?
Según los resultados de una encuesta realizada por Food Supplements Europe (FSE) e Ipsos, el 93% de los europeos ha consumido algún tipo de suplemento alimenticio en el último año, siendo la Vitamina D uno de los productos más demandados. En el caso de esta vitamina, que se usa para ayudar al organismo al correcto desarrollo, funcionamiento y mantenimiento de huesos y músculos, consumirla una vez sobrepasada su fecha de caducidad puede no ser peligroso para la salud, "pero sí ineficaz puesto que se habrían perdido gran parte de sus propiedades", explica Begoña Ortiz Santodomingo, directora del Área Científica de Farmasierra.
"Además del consumo en la fecha indicada, mantener la estabilidad de la vitamina D en su formulación es de suma importancia debido al impacto que tiene en la calidad del producto final, así como en la salud de los consumidores", explica Ortiz. La pérdida de propiedades de la vitamina D puede llevar a una menor efectividad y no proporcionar los beneficios esperados para la salud, algo especialmente importante si se está tomando vitamina D para abordar una deficiencia o mantener ciertos niveles en sangre.
En el caso de la vitamina D3, una molécula muy inestable, sensible al aire, al calor y a la luz, "se exigen los más altos estándares de calidad en el desarrollo de fabricación para garantizar la máxima estabilidad en su formulación. Por ello, es imprescindible utilizar suplementos bien diseñados y bajo estrictos controles de calidad que garanticen la cantidad de vitamina D3 en el momento de su administración", explica la Begoña Ortiz.
Además, para mantener la estabilidad de la vitamina D3 en su formulación es importante emplear tecnologías adecuadas de fabricación, almacenamiento y envasado, "se deben estudiar las interacciones entre los componentes de la formulación, el impacto del proceso de producción de la forma farmacéutica, el envase adecuado para proteger la vitamina D de la luz y controlar las condiciones de temperatura y humedad durante todo el proceso y en su almacenamiento", detalla la doctora.
También es muy importante, por seguridad, que el complemento elegido permita la administración exacta y segura de la dosis recomendada.