Muchas personas tienen la tendencia de idealizar la vida en pareja pero, cuando comienzan a vivir con esa otra persona amada, comienzan los problemas. La convivencia es diferente a lo que se vive cuando se pasan agradables períodos de tiempo juntos fuera de casa sin tener que compartir todos los ...
Muchas personas tienen la tendencia de idealizar la vida en pareja pero, cuando comienzan a vivir con esa otra persona amada, comienzan los problemas. La convivencia es diferente a lo que se vive cuando se pasan agradables períodos de tiempo juntos fuera de casa sin tener que compartir todos los días el mismo espacio.
La convivencia (especialmente si es muy intensa) no permite el disimulo y nos manifestamos tal cómo somos en realidad. Cuando convivimos con otra persona surge nuestra verdad y aparecen conductas y aspectos del otro que desconocíamos y que no nos gustan. Además, cuando se trata de una pareja, es preciso combinar dos formas diferentes de plantear la vida con distintas costumbres, valores, creencias y educación.
Los expertos señalan que, entre los problemas más frecuentes de la convivencia en pareja, destacarían:
1-No haber llegado a acuerdos previos sobre el modo de vida que se va a llevar en pareja. Es fundamental encontrar un equilibrio entre ambos antes de mudarse a la vivienda común.
2-No lograr llegar a un acuerdo en decisiones importantes. Vivir en pareja y plantearse un futuro común (el desempleo de uno de los miembros de la pareja, los gastos comunes, el cambio de trabajo, comprar una casa y tener hijos, por ejemplo) puede provocar diferencias de opinión y generar una gran tensión en una pareja.
3-Presentar diferencias en los valores fundamentales. Temas como la política o la religión, por ejemplo, pueden provocar un gran malestar que afecte a la relación de pareja.
4-Reparto y modo de realizar las tareas del hogar. El desequilibrio percibido por uno de los miembros de la pareja porque siente que es el más implicado se presenta porque se crea una expectativa (considera que el otro miembro de la pareja hará más cosas o se ofrecerá a ayudar, por ejemplo). Cuando en realidad no es así, aparecen la decepción, la frustración, la ira y el enfado.
5-Carencia de tiempo para disfrutar juntos y solos. Las obligaciones y la rutina no permiten encontrar cada día un rato para poder disfrutar juntos y solos sin la presión de tener que hacer tareas, trabajar o compartirlo con los demás.
6-Pérdida de actividades de ocio personales. No tiene que gustaros hacer lo mismo, pero es necesario poder disfrutar de lo que a cada uno le guste. Aunque viváis en el mismo piso, cada uno debe ser libre para poder ver sus series favoritas o realizar actividades diferentes en habitaciones distintas.
7-Imposibilidad de disfrutar de intimidad o espacio propio. Permanecer todo el tiempo juntos no es una buena idea. Cada uno necesita sus momentos de soledad e intimidad para evitar sentirse agobiado por la relación.