La microbiota intestinal, uno de los factores implicados en los trastornos funcionales digestivos en niños

María Robert 

En ciertas alteraciones digestivas, pueden influir aspectos como la ansiedad o el estrés y, al contrario, los problemas digestivos pueden acarrear afecciones neurológicas, como cefalea o ansiedad. Es lo que llamamos el eje intestino-cerebro

09/11/2023

Los trastornos funcionales digestivos (TFD) tienen una prevalencia estimada del 32,4% entre la población menor de ...

Los trastornos funcionales digestivos (TFD) tienen una prevalencia estimada del 32,4% entre la población menor de 16 años y el "dolor abdominal" supone hasta un 24% de las consultas en Gastroenterología Pediátrica. Uno de estos trastornos digestivos es el síndrome del Intestino irritable (SII), con síntomas como el dolor y distensión abdominal (hinchazón), meteorismo y trastornos de la defecación (diarrea, estreñimiento o ambos), y que afecta a entre un 10-15% de la población, siendo cada vez más común en jóvenes e incluso niños.

En ocasiones es difícil conocer qué le ocurre a un niño cuando dice que le duele la tripa y es complicado poner las medidas adecuadas para abordar un tipo de dolor crónico e inespecífico, especialmente cuando no se puede atribuir a una patología en concreto. Igual que ocurre en los adultos puede haber varios factores implicados en la prevalencia de los TFD, y en uno de ellos, puede estar involucrado la microbiota intestinal.

"Existe una relación que une el eje intestino-cerebro y, en ciertas alteraciones digestivas, pueden influir aspectos como la ansiedad o el estrés y, al contrario, los problemas digestivos pueden influir en temas neurológicos, como puede ser una cefalea o una depresión o una ansiedad", asegura Guillermo Álvarez Calatayud, digestivo infantil en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid y presidente de la Sociedad Española de Microbiota, Probióticos y Prebióticos (SEMiPyP). En todo esto está involucrada, además, la microbiota intestinal y por eso una de las posibilidades de las terapias que se están llevando en los últimos años es su modulación con el empleo de probióticos, que pueden reducir los síntomas del SII mejorando la calidad de vida del niño y sus padres.

Más frecuente en niñas, en jóvenes perfeccionistas o con mucha carga de actividad escolar y extraescolar

El aumento de la prevalencia del SII se debe, sobre todo, al mayor conocimiento por parte de los pediatras, y que ha hecho que crezca el diagnóstico en los últimos años. "Ahora el pediatra de atención primaria está más concienciado con estos trastornos y se diagnostican más", afirma Álvarez Calatayud. "Antes se buscaba una causa orgánica, por eso se hacían muchas pruebas y ahora se sabe que 90% de los dolores abdominales crónicos en la infancia se deben a causas que no son orgánicas, e influyen como el estado de ánimo del niño", apunta el presidente de la SEMiPyP.

Asimismo, existe un perfil específico de niños que padecen SII en los últimos años. Es un trastorno funcional más común en niñas, muy frecuentemente en chicos y chicas que son muy perfeccionistas, que van muy bien con los estudios, que tienen muchas actividades extraescolares, o que hagan algún deporte de alta competición, explica el doctor.

Recomendaciones para los padres y cuidadores

Los signos y síntomas de los TFD y, concretamente, del síndrome del intestino irritable en la infancia y adolescencia, siguen los criterios diagnósticos Roma IV específicos de la edad pediátrica, aunque en el niño mayor (por encima de los 4 años de edad) son muy superponibles a la de los del adulto, con dolor abdominal, distensión abdominal, meteorismo, etc., afectando la calidad de vida de pacientes y familiares.

"La recomendación principal para los padres que observan trastornos digestivos en su hijo, es que acudan al médico, si es posible al especialista digestivo infantil", asegura el experto. "Es muy importante por parte de los padres y del médico mantener una buena relación, una empatía especial con los pacientes y sobre todo con las familias", resalta el doctor.

En cuanto a la alimentación, el especialista del Gregorio Marañón recomienda cuidar la microbiota con un estilo de vida y una alimentación saludable, con dietas ricas en fibra, evitando fritos y grasas, una comida más rica en vegetales, con menos carne y grasas saturadas. "Vemos que se tiende a hacer dietas restrictivas, quitando la lactosa, el gluten y otro tipo de alimentos, que muchas veces no tiene ningún sentido ni base científica. Los pediatras tenemos que luchar contra eso e indicar que no todos los problemas que tiene son por alimentación".

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