La enfermedad afecta a distintas áreas de tu vida, pero la relación no es sólo en un sentido, sino que los mismos factores están influyendo en que la experiencia de la enfermedad sea peor o mejor. Los expertos señalan que, entre estos factores, destacarían: 1-Factores físicos: Extensión del daño y/o de ...
La enfermedad afecta a distintas áreas de tu vida, pero la relación no es sólo en un sentido, sino que los mismos factores están influyendo en que la experiencia de la enfermedad sea peor o mejor. Los expertos señalan que, entre estos factores, destacarían:
1-Factores físicos: Extensión del daño y/o de los cambios degenerativos, intensidad de los síntomas padecidos, efectos secundarios de los medicamentos y tensión muscular asociada.
2-Factores emocionales provocados por la propia experiencia de la enfermedad o por otros acontecimientos de la vida diaria: Ansiedad, preocupación, tensión, ira, altos niveles de excitación y depresión, entre otros.
3-Factores conductuales: abandono de actividades gratificantes, aislamiento social, mala alimentación y reducción del ejercicio físico.
4-Factores mentales: Focalización de la atención en los síntomas de la enfermedad, aburrimiento (normalmente debido a la reducción de actividades utilizada para combatir el dolor), creencias y actitudes acerca del significado de la enfermedad (pensar que la enfermedad degenerará en un problema grave hará que la experiencia de la enfermedad sea vivida de manera más tensa), falta de control sobre la enfermedad (muchos pacientes sienten que no pueden hacer nada para controlar la enfermedad y que es la enfermedad la que controla su vida, lo que les genera indefensión).
Los factores físicos, en el primer momento, son los que determinan la experiencia de enfermedad. Cuando se instaura la enfermedad, afecta a los factores emocionales, conductuales y mentales de la persona. Pero la relación no es tan simple. A la vez que la enfermedad afecta a los factores emocionales, conductuales y mentales, éstos afectan a la vivencia de enfermedad, provocando, en ocasiones, un empeoramiento. Para que el tratamiento sea eficaz, es preciso combatir todos los factores implicados en el proceso.
Es posible afrontar la enfermedad de manera eficaz empleando diferentes estrategias adecuadas para cada uno de los factores o para mejorar varios a la vez. Destacarían: la administración de medicamentos adecuados, mejorar la comunicación con el médico, planificar y realizar actividades satisfactorias, practicar ejercicio físico adaptado a las capacidades personales, implementar técnicas de relajación como la respiración o la meditación, establecimiento de metas alcanzables, recibir información sobre la enfermedad para reducir tus dudas, generar un cambio de pensamientos negativos y modificar el foco de atención mediante tareas de distracción.
El objetivo de estos programas de intervención es lograr que tú seas capaz de asumir que puedes hacer algo para cambiar tu situación actual. Es preciso trabajar tu autoeficacia, es decir, conseguir que te sientas capaz de poder realizar las cosas con éxito. Sentir que puedes recuperar el control de tu vida te ayudará a mejorar tu estado de ánimo y aumentará tu bienestar.