Recuerdo que años atrás comenté en un grupo que me gustaría estudiar magisterio y alguien se echó a reír y dijo algo así como "A esta edad!". Y yo hice cálculos y pensé: si proyecto los años que voy a tener que trabajar hasta jubilarme en algo que no me ...
Recuerdo que años atrás comenté en un grupo que me gustaría estudiar magisterio y alguien se echó a reír y dijo algo así como "A esta edad!". Y yo hice cálculos y pensé: si proyecto los años que voy a tener que trabajar hasta jubilarme en algo que no me entusiasma son tantos que me angustio y si proyecto los años que le tendría que dedicar a la carrera que quiero estudiar son muchos menos y me motivo.
No fue un proceso fácil pero sí muy satisfactorio. Sobre todo, salirme con la mía. Cuento esto porque para conseguir lo que quieres, desde mi experiencia, lo vital es querer conseguirlo. En mi caso, lo más significativo que he conseguido en la vida ha sido porque lo he querido de verdad.
He fantaseado muchas veces con un montón de logros (y lo sigo haciendo) pero no ha sido hasta que los he querido alcanzar de verdad que he adoptado la actitud necesaria para ello. Es decir, cuando imaginas conseguir un objetivo sientes motivación y es necesaria para alcanzarlo, pero lo que de verdad hace que vayas a por él es el hábito y la disciplina. La motivación te pone en marcha; el hábito y la disciplina hace que continúes.
Por eso soy una ferviente defensora de las rutinas, de los hábitos, de la constancia, de la disciplina y del orden, porque los beneficios que se obtiene de ponerlos en práctica son extrapolables a diferentes ámbitos de la vida en los que, sin duda, saldrás ganando.
Tanto si quieres estudiar pero hace años que dejaste los estudios, como si quieres prepararte unas oposiciones random o del colectivo al que perteneces, si quieres hacer deporte con regularidad, empezar a comer saludable, iniciarte en la lectura, ser más ordenada, organizarte mejor, dejar alguna mala costumbre… las pautas para crear/retomar el hábito, desde mi experiencia personal, son las mismas:
Las desgrano un poco para que tengas más detalles sobre cada pauta:
1. Querer: No siempre quien quiere puede pero querer es un muy buen comienzo. Cuando a veces escucho eso de "Si yo puedo, tú también" en según qué casos, noestoy de acuerdo. No todos tenemos la misma capacidad para conseguir según qué objetivos, por lo tanto, conocerse a uno mismo da muchas pistas de las capacidades y las limitaciones de cada uno y tener esa información optimiza el tiempo y no te hace perderlo.
2. Motivarte: Cuanto más te conozcas, más fácil identificarás lo que te motiva. Debes saber quién eres y a dónde quieres llegar.
3. Tener claro qué quieres conseguir: Y tan importante es la meta como el camino. Disfrútalo, porque el camino será tus hábitos.
4. Establecer y ejecutar una rutina diaria: La rutina es una habilidad y es fruto de la costumbre. El ser humano somos animales de costumbres. Acostúmbrate a algo y lo harás rutina.
5. Practicar: Hay una frase de PNL (Programación Neurolingüística) que la llevo diciendo hace más de 10 años y os la comparto porque contiene mucha verdad y la he podido aplicar a muchísimos ámbitos de la vida: La práctica proporciona habilidades.
6. Ser disciplinado: La disciplina no es rigidez. Ser disciplinado es saludable. La disciplina implica organización, rutina, metas. La rigidez, sin embargo, no te permite probar maneras diferentes de organizarte porque no da pie a la flexibilidad, no hay opción de cambio ni margen de maniobra. Ser disciplinado le permite a tu cuerpo y a tu mente un respiro y ser rígido confundiría ese descanso necesario con la pereza la poca fuerza de voluntad. Me gusta mucho leer sobre estos dos conceptos porque me he cruzado con gente que me ha tachado de rígida y no me identifico con esos rasgos.
7. Emplear un lenguaje positivo para contigo: Háblate con amor, como le hablas y/o aconsejas a tu mejor amigo. No dejes que tu voz interior te boicotee. Cuando "te hable" "siéntate a observarla y a escucharla" de esta manera se irá callando o se irá "a tu equipo". Estoy leyendo un libro que es tan fascinante como intenso a la vez pero que da muy buenos consejos para tener claro que no eres tu mente: El Poder del Ahora.
8. Sustituir el hábito que quieres abandonar por el que quieres adquirir: Este ha sido uno de los más efectivos aprendizajes que he hecho últimamente: los hábitos no se eliminan sino que se sustituyen por otros. No puedes deshacerte de un (mal) hábito sin más sino que debes sustituirlo por el que quieras adquirir.
Amagoia Eizaguirre, del podcast Habituatea, sabe mucho de hábitos. Os recomiendo mucho
sus episodios.
9. Elegir recompensas: Como pequeños placeres cotidianos diarios. El hedonismo es el verdadero lujo.
10. Escribir durante el proceso de adquisición/sustitución del hábito: Escribir durante la incorporación de un nuevo hábito o sustitución de uno ya adquirido ayuda muchísimo. A mí, escribir me ayuda a organizar las ideas, a tener claro qué quiero conseguir, a expresar cómo me siento durante el proceso, a hacer autocrítica y a tener claro las metas. Escribir libera la mente y es un método muy eficaz para recordar.
Cada día es una oportunidad para poner en marcha estas 10 pautas, iniciar un buen hábito y estar más cerca de conseguir las metas que te propongas. Así como a deshacerte de un mal hábito, porque no hace más que obstaculizar que las consigas. Y no por mencionarlo más tarde es menos importante: el esfuerzo. El esfuerzo lo es todo. Así como también lo es trabajar y mejora tu autoestima, porque una persona con buena autoestima tiene buenos hábitos.
Os dejo una frase motivadora tan real que impacta:
Sabemos que los hábitos son la manera de cambiar nuestra vida, pero seguimos buscando fórmulas mágicas.