Se puede definir trauma psicológico o emocional como una situación o evento que se presenta de manera inesperada y perturbadora, generando secuelas emocionales caracterizadas por la vivencia de dolor y sufrimiento. Suele provocar una huella importante en la persona afectada y desequilibra su estado emocional. En ocasiones, puede ocasionar momentos ...
Se puede definir trauma psicológico o emocional como una situación o evento que se presenta de manera inesperada y perturbadora, generando secuelas emocionales caracterizadas por la vivencia de dolor y sufrimiento. Suele provocar una huella importante en la persona afectada y desequilibra su estado emocional. En ocasiones, puede ocasionar momentos de crisis que afectan a quien lo padece a diferentes niveles de su vida y altera su bienestar, reduciendo su calidad de vida.
Suele presentarse debido a situaciones externas al individuo que afectan a su estado emocional y mental, provocando una pérdida de control de uno mismo mientras se vive el momento. Además, suele asociarse a las relaciones que se mantienen con personas afectivamente cercanas y la pérdida de la confianza con alguien significativo para el afectado.
Entre los síntomas, que suelen presentarse con cierta frecuencia y, normalmente, posteriormente a algún evento desencadenante, se incluyen: sudor en las manos, sensación de ahogo, palpitaciones, desasosiego, ataques de pánico, revivir el suceso con angustia, aislamiento social, pensamientos negativos y cambios de estado de ánimo frecuentes, entre otros.
A pesar de que son numerosas las situaciones en las que se puede producir un trauma, es importante señalar que la percepción personal influye en la vivencia y en que pueda considerarse un trauma momentáneo o que puede acompañar a la persona durante toda su vida porque se quede enquistado sin resolución.
Los expertos señalan que existen varios tipos de traumas de clasificación compleja, entre los que destacarían:
1-De manera general, los traumas se presentan por causas relacionadas con situaciones traumáticas como abuso sexual, violación, amenaza de la propia vida o de la de alguien afectivamente cercano, violencia física o psicológica, robo, muerte de un familiar, accidente o vivir una catástrofe natural (como la erupción de un volcán, un tornado o un terremoto, por ejemplo).
2-En la infancia, al vivir experiencias negativas con los padres (como maltrato físico o psicológico), por sufrir acoso escolar, por la separación de los padres o por un cuidado de los progenitores inadecuado caracterizado por negligencia, desatención y carencias afectivas que afectan directamente al niño.
3-En la etapa adulta, se puede presentar un trauma por sufrir violencia de cualquier tipo, rupturas amorosas, experiencias de tensión o emoción intensas y asociadas a aspectos negativos o de peligro (como el robo violento del móvil, por ejemplo).
Puedes reconocer en ti la existencia de un trauma psicológico o emocional si, cuando evocas recuerdos o vivencias de tu pasado, percibes que tu tranquilidad se altera, te sientes insegura a nivel emocional o sufres ansiedad o estrés que te afectan de manera importante a diferentes niveles de tu vida.