Un absceso dental es un absceso alrededor de la raíz del diente. Cuando es grave puede extenderse a las encías, mejillas o mandíbula. También existe la posibilidad de que el absceso se abra, dejando salir el pus que lo forma. La causa fundamental de aparición del absceso dental es la presencia ...
Un absceso dental es un absceso alrededor de la raíz del diente. Cuando es grave puede extenderse a las encías, mejillas o mandíbula. También existe la posibilidad de que el absceso se abra, dejando salir el pus que lo forma.
La causa fundamental de aparición del absceso dental es la presencia de bacterias que penetran en la pulpa del diente o en las encías. Esta infección puede producirse cuando existe una caries profunda o un diente roto. El organismo reacciona ante la infección con un aumento del número de leucocitos que se acumulan en la zona afectada y, al finalizar su vida útil, se convierten en el pus que forma el absceso.
Entre los factores que aumentan el riesgo de padecer un absceso dental destacarían:
1-Seguir una dieta con un alto contenido en azúcar. Comer y beber frecuentemente productos con alto contenido de azúcar, puede contribuir a la formación de caries, que pueden provocar abscesos dentales.
2-Tener malos hábitos y no realizar los adecuados cuidados dentales. No tener los cuidados adecuados de los dientes y las encías (como no cepillarse los dientes dos veces al día y no usar hilo dental, por ejemplo) aumenta el riesgo de padecer problemas dentales como caries dentaria, enfermedad de las encías, abscesos dentales y otras complicaciones.
3-Sequedad oral. Tener la boca seca aumenta el riesgo de padecer caries dentales y abscesos.
Entre los síntomas del absceso dental destacarían:
-Encías hinchadas y rojizas que provocan una molestia sorda y continuada.
-Sensibilidad y dolor al contacto con bebida y/o comida caliente o fría.
-Dolor dental constante de intensidad variable que empeora cuando se muerden o mastican los alimentos. Normalmente es un dolor intenso, constante y palpitante que puede extenderse hasta la mandíbula, el cuello o el oído.
-En ocasiones, pueden presentarse fiebre, inflamación (de la mandíbula, el suelo de la boca o las mejillas) y dificultades para abrir la boca o tragar. También hinchazón en la cara, las mejillas o el cuello que puede provocar dificultad para respirar o tragar.
-Inflamación y sensibilidad de los ganglios linfáticos bajo la mandíbula o en el cuello.
-Olor desagradable en la boca. Además, es posible que, si se rompe el absceso, la boca se inunde repentinamente de un líquido salado con olor y gusto desagradables junto a un alivio del dolor.
El diagnóstico debe hacerlo el dentista en función de la anamnesis y el análisis visual directo de la boca del afectado. Es posible que realice pruebas radiográficas para clarificar la situación y el alcance de la infección.
El tratamiento debe ser pautado por el médico y/o el dentista. Suelen administrarse analgésicos, antiinflamatorios y antibióticos inicialmente. Además, se trata el absceso drenando el pus con cirugía o realizando una cirugía del conducto radicular (un procedimiento dental para extraer la pulpa del diente con posterior relleno y sellado del conducto).