Sentarse a la mesa y disfrutar de una comida, con familiares o amigos, debería ser un placer. Pero hay personas a las que esta placentera acción les resulta un auténtico sufrimiento, por el miedo irracional a atragantarse. De ahí que beber un vaso de agua, intentar tomar un tentempié o ...
Sentarse a la mesa y disfrutar de una comida, con familiares o amigos, debería ser un placer. Pero hay personas a las que esta placentera acción les resulta un auténtico sufrimiento, por el miedo irracional a atragantarse. De ahí que beber un vaso de agua, intentar tomar un tentempié o cualquier otro bocado puede ser horrible. Son las personas que sufren fagofobia. Los especialistas lo consideran un problema psicológico, dentro de los trastornos de la ansiedad, que provoca la fobia a comer por el miedo irracional de atragantarse. En los casos más extremos, este pánico puede llegar incluso a tener miedo a ahogarse por tragar saliva.
Lo cierto es que la inmensa mayoría de las personas nos hemos atragantado alguna vez comiendo un alimento. Y que, por lo general, aunque se pase mal en esos momentos, no tiene consecuencias mayores. Sin embargo, muchas personas sienten un miedo irracional a ahogarse comiendo, al beber o al ingerir pastillas. Las personas que sufren esta fobia creen que su garganta se ha estrechado, de tal manera que piensan que la comida no podrá pasar. Por ello, el miedo a tragar puede acarrear dificultades para alimentarse, por lo que estas personas mastican de manera excesiva los alimentos y, en los casos más extremos, se limitan a ingerir alimentos fáciles de tragar como las sopas, los purés o los zumos. Con el consiguiente déficit de de proteínas, vitaminas o minerales.
Como señalábamos antes, la fagofobia es un problema psicológico que se vincula a eventos traumáticos relacionados con el acto de deglutir. Un episodio que, generalmente, ocurre en la niñez y que les ha impresionado de tal manera que han comenzado a temer comer. Otras personas, en cambio, no han tenido la experiencia personal del atragantamiento, pero han sido testigos de ello por allegados o familiares.
La persona que sufre de este transtorno comienza, cuando se va acercando la hora de comer, de sufrir y tener malos recuerdos, por lo que anticipa el problema, lo cual le genera una profunda sensación de angustia. Una ansiedad que, a su vez, le provoca taquicardia, arcadas o sensación de ahogo generando en un estrés que le provoca la sensación de que la musculatura de la faringe se cierra, lo cual, unido a la respiración rápida y entrecortada, confirma su idea de que será imposible tragar.
Por otro lado, los expertos señalan que no existe un perfil definido de las personas que padecen fagofobia, aunque sí están de acuerdo en afirmar que es un problema más común en las mujeres que en los hombres. La edad tampoco es un perfil que esté definido, pues este trastorno puede aparecer, según subrayan, en cualquier momento de la vida, desde los seis años.
Por lo que respecta a la personalidad característica de estos pacientes, se apunta a que, por lo general, se trata de personas fácilmente sugestionables, muy perfeccionistas y controladoras, lo que provoca por sí mismo una mayor ansiedad.