Es cierto que las personas tienden hacia un determinado punto de autoestima que puede ser persistente, ya sea alto, bajo o intermedio. Las interacciones sociales, la atención, la regulación emocional, la toma de decisiones y la satisfacción con la vida se ven afectadas por una autoimagen más baja. ¿En qué y ...
Es cierto que las personas tienden hacia un determinado punto de autoestima que puede ser persistente, ya sea alto, bajo o intermedio. Las interacciones sociales, la atención, la regulación emocional, la toma de decisiones y la satisfacción con la vida se ven afectadas por una autoimagen más baja.
Cuando se tiene una autoestima alta, puedes afrontar mejor los eventos desfavorables y los juicios o estados de ánimo negativos de los demás que se dirigen a ti. Por el contrario, cuando tienes un autoconcepto más bajo de ti misma, es más probable que te tomes las críticas o el rechazo como algo personal y que asumas que los problemas de otra persona recaen sobre ti.
Esta combinación puede hacer que las personas con baja autoestima sean más reactivas ante las circunstancias cotidianas y las interacciones personales. Las personas con baja autoestima también tienen menos probabilidades de controlar sus emociones, enfrentar bien los desafíos y ver la vida desde una perspectiva saludable. A menudo, la baja autoestima significa que las cosas pequeñas se convierten en problemas más grandes que pueden parecer insuperables, lo que reduce aún más la autoestima.
En esencia, la baja autoestima no es solo estar de mal humor o tener un mal día. Todo el mundo se siente deprimido cuando suceden cosas negativas, pero estos sentimientos generalmente pasan y, en especial para aquellos con una autoestima positiva, pues no le suponen un impacto drástico en su autoestima. En cambio, la baja autoestima es una auto imagen crónicamente negativa que, si bien puede ir y venir con los eventos positivos y negativos de tu vida, en su mayor parte permanece contigo a lo largo del tiempo, independientemente de las circunstancias.
Tu nivel de autoestima puede ser, en parte, una función de la variación natural en los tipos de personalidad, el afecto, la genética y/o en respuesta a la educación, los compañeros y los acontecimientos de la vida. Sin embargo, cuando la autoestima es particularmente baja, como se indicó anteriormente, puede ponerlo en riesgo de sufrir muchos problemas de salud mental.
El vínculo entre la baja autoestima y las condiciones de salud mental es particularmente fuerte. Curiosamente, un estudio publicado en la revista científica The Sociological Quarterly concluyó que la baja autoestima contribuye a la depresión, y no al revés. Esto significa que la depresión no crea una baja autoestima. En cambio, pensar mal de ti misma sí te hace más vulnerable a la depresión.
Así, una mayor autoestima ofrece protección contra las condiciones de salud mental, probablemente debido a la mejora de las habilidades de afrontamiento, una mayor positividad y resiliencia que viene con este diálogo interno más aceptador y afirmativo. Esencialmente , la baja autoestima engendra sentirse mal consigo misma, lo que dificulta llevar una vida plena, alcanzar sus metas y tener relaciones sociales e íntimas positivas.
De esta forma, y en definitiva, la baja autoestima está altamente relacionada con la depresión, la ansiedad, los problemas emocionales, el uso de sustancias, el estrés, los trastornos alimentarios y la ideación suicida.
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