Aunque siempre pensamos que los cambios que aparecen en las uñas se deben a la presencia de hongos, debemos tener en cuenta que si las manchas son pequeñas, suelen ser el resultado de una pequeña lesión: bien porque nos mordemos la uña, porque nos hemos dado un golpe o bien ...
Aunque siempre pensamos que los cambios que aparecen en las uñas se deben a la presencia de hongos, debemos tener en cuenta que si las manchas son pequeñas, suelen ser el resultado de una pequeña lesión: bien porque nos mordemos la uña, porque nos hemos dado un golpe o bien por alguna reacción alérgica a productos para las uñas. De hecho, las uñas pueden reflejar muchas enfermedades, tales como enfermedades exclusivamente de las uñas, enfermedades de la piel o enfermedades sistémicas. Así, entre las enfermedades cutáneas más comunes podemos destacar la psoriasis, que se asocia a manchas amarillentas que se conocen como manchas de aceite; el liquen plano, que puede afectar a las uñas y darles el aspecto de "V" o destruir parcial o totalmente las uñas; o la llamada alopecia areata, que suele asociara pits, uñas frágiles o líneas de Beau. Asimismo, algunas enfermedades sistémicas también pueden provocarnos alternaciones en las uñas. Es el caso de las enfermedades cardiacas o pulmonares, que pueden alterar la formas de las uñas y hacerlas aparecer a modo de cuchara o de palillos de tambor; determinadas enfermedades renales, que pueden provocar que la uña aparezca mitad blanca y mitad rosa o marrón; o las enfermedades hepáticas, que provocan cambios de coloración.
Por lo tanto, en este tipo de lesiones que pueden aparecer en las uñas, entre ellas, esas manchitas blancas a las que hacíamos referencia, el calcio no tiene nada que ver, por mucho que antes se asociaran a la poca ingesta de leche o calcio en cualquiera de sus variantes. De hecho, los expertos señalan que los niveles de calcio en las uñas son bajos, por lo que éste no tiene nada que ver con la dureza.
Entonces, ¿por qué aparecen esas manchas blancas? Pues los motivos pueden ser variados, si bien, principalmente, se deben a traumatismos o a alteraciones en algunas de las estructuras de la uña, aunque, en ocasiones, puede deberse a factores externos. Así, por ejemplo, si el traumatismo afecta a la matriz, se trata de leuconiquia verdadera, pues se forma la lámina ungueal (la parte dura de la uña), provocando la pérdida de su transparencia. Esta lesión es muy frecuente en niños, aunque la manicura o los golpes en el calzado sean también los responsables. Por su parte, si la lesión que provoca la aparición de las manchas blancas se produce en el lecho ungueal, hablamos de una leuconiquia aparente. Normalmente se debe a un edema (exceso de agua) y se caracteriza porque la mancha no se desplaza con el crecimiento de la uña y desaparece cuando la presionamos.
Ante todo, debemos señalar que la leuconiquia, como tal, no tiene tratamiento. Eso sí, si se trata de manchas aisladas, la mayoría de ellas desaparecerá con el crecimiento de la uña, teniendo en cuenta que se trata de un proceso lento. Pero lo más importante es la prevención, de tal manera que no vayamos a volver a sufrir microtraumatismos en el aparato ungueal.
Por eso, los expertos aconsejan tener muchísimo cuidado con el uso indebido en manicuras o de determinados productos químicos, ya que algunos esmaltes pueden dañar la queratina de la uña.