Aunque existen muchos colirios para mejorar las numerosas patologías que pueden afectar a la visión, de manera general, se distinguen tres tipos de colirios, en función de la causa del problema o síntomas que presente el afectado. Serían: 1-Colirios empleados, normalmente, por los oftalmólogos En este grupo se encuentran: -Colirios anestésicos, empleados para ...
Aunque existen muchos colirios para mejorar las numerosas patologías que pueden afectar a la visión, de manera general, se distinguen tres tipos de colirios, en función de la causa del problema o síntomas que presente el afectado. Serían:
1-Colirios empleados, normalmente, por los oftalmólogos
En este grupo se encuentran:
-Colirios anestésicos, empleados para reducir el dolor ocular en una cirugía, por ejemplo.
-Colirios ciclopléjicos o midriáticos, para dilatar las pupilas y preparar el ojo para realizar el examen ocular preciso. Permite reconocer zonas como la retina o la córnea, por ejemplo.
-Colirios empleados para el tratamiento de la inflamación de la córnea porque actúan como antiinflamatorios.
-Colirios para mejorar la irritación del iris causada por diferentes factores.
2-Colirios que precisan receta médica
Existen varios colirios que incluyen entre sus principios activos compuestos como los antibióticos, por ejemplo, que precisan receta médica y control de su aplicación. En ocasiones, se pautan estos antibióticos en forma de colirio como complemento de un tratamiento específico. Un exceso o defecto de administración puede provocar problemas en los ojos, por lo que no pueden ser empleados libremente.
Los colirios empleados para eliminar microorganismo que afectan a la salud ocular pueden contener sustancias denominadas bactericidas (que eliminan bacterias que colonizan la capa externa del ojo, especialmente en la córnea) y/o bacteriostáticos (que se emplean para evitar la propagación de bacterias y pueden combinarse con otras formulaciones para potenciar su efecto de control de la infección).
3-Colirios a la venta sin receta médica
Son colirios que no necesitan la receta de un médico y se emplean para mejorar molestias a nivel ocular. A pesar de todo, no se recomienda la automedicación siendo necesario consultar si es adecuada su administración en la farmacia, por ejemplo.
Suelen utilizarse para:
-Mejorar la sensación de ojos enrojecidos, producida por la contaminación, la sal del agua de mar o el cloro de la piscina, por ejemplo.
Estos colirios se aplican para reducir los vasos sanguíneos de la esclerótica afectados por agentes externos. No deben emplearse más de dos días y, si la mejora no se produce, es necesario acudir al oftalmólogo para comprobar que no existe otro problema.
-Mejorar la sensación de ojo seco, causado por la edad, el uso excesivo de pantallas o el aire acondicionado, por ejemplo.
Se denominan lágrimas artificiales porque su función es la misma que la de la lágrima natural del ojo. Contienen varios componentes que mejoran la calidad de la lubricación ocular y aumentan el bienestar y la agudeza visual.
Los colirios para tratar las alergias, molestias en los ojos caracterizadas por picor, lagrimeo, irritación y otros síntomas, deben incluirse en un capítulo especial porque existen opciones de tratamiento sin receta y otras que la precisan.
Suelen incluir en su composición corticosteroides, antihistamínicos y antiinflamatorios, entre otros principios activos. Se utilizan para reducir la concentración de histamina en el ojo y reducir así la molestia del afectado.