Una enfermedad mental puede debutar a cualquier edad, desde la infancia hasta los últimos años de la vida adulta pero, en la mayoría de los casos, suele comenzar en etapas iniciales de la vida. Suele ser frecuente su aparición durante la adolescencia y los primeros años de la edad adulta. Los ...
Una enfermedad mental puede debutar a cualquier edad, desde la infancia hasta los últimos años de la vida adulta pero, en la mayoría de los casos, suele comenzar en etapas iniciales de la vida. Suele ser frecuente su aparición durante la adolescencia y los primeros años de la edad adulta.
Los efectos asociados a la enfermedad mental pueden ser puntuales en el tiempo o duraderos con tendencia a la cronicidad. Además, es posible presentar más de un trastorno de la salud mental al mismo tiempo (se ha descrito el padecimiento de depresión y un trastorno asociado al consumo de sustancias o ansiedad y depresión conjuntamente, por ejemplo).
De manera general, las enfermedades mentales, se consideran causadas por varios factores, genéticos y ambientales, que operan de manera conjunta o aisladamente. Destacarían:
1- Algunos genes se han relacionado con un mayor riesgo de contraer una enfermedad mental que, asociados a determinadas situaciones vitales, pueden desencadenar su presentación. Además, algunas enfermedades mentales son más frecuentes en personas cuyos parientes consanguíneos también la padecen.
2- La exposición a factores estresores ambientales, enfermedades inflamatorias, toxinas, drogas o alcohol durante la gestación en el útero puede asociarse, en algunos casos, con el padecimiento de una enfermedad mental.
3-Alteraciones en los niveles de neurotransmisores. Los neurotransmisores son sustancias químicas que se encuentran de manera natural en el cerebro y su función es transmitir correctamente las señales adecuadas a otras partes del cerebro y del cuerpo. Cuando se produce una variación en sus niveles, se altera su funcionalidad, lo que afecta a los receptores neuronales, pudiendo provocar diversos trastornos emocionales como la depresión (patología en la que se produce una alteración de la serotonina principalmente).
Entre los factores de riesgo asociados a la posibilidad de desarrollar una enfermedad mental, destacarían:
-Situaciones estresantes de la vida. Especialmente los problemas laborales, económicos, el divorcio o la muerte de un ser querido se han asociado a su debut.
-Vivir una experiencia traumática, como la violencia de género o una violación y antecedentes de abuso o cuidado inadecuado en la infancia, que suponen traumas acumulados y repetitivos para la persona afectada.
-Daño cerebral debido a padecer una lesión grave (como un traumatismo cerebral causado por un golpe violento en la cabeza) o por malformaciones congénitas.
-Antecedentes de enfermedad mental en un pariente consanguíneo, como padres o hermanos de la persona afectada.
-Padecimiento de algún tipo de enfermedad permanente crónica, como la artritis o la diabetes.
-Consumo de alcohol o de drogas recreativas de manera repetida y abusiva que alteran el comportamiento del consumidor porque le afectan a varios niveles.
-Poseer pocos amigos o carecer de relaciones sociales positivas y saludables.
-Haber presentado una enfermedad mental anteriormente.