Muchas mujeres embarazadas sufren contracciones antes de tiempo (o extemporáneas). Esto es más común de lo que parece y se conoce como el síndrome del útero irritable o la irritabilidad uterina. Estas contracciones pueden ser muy variables en frecuencia e intensidad, pudiendo ser aisladas y débiles o, por el contrario, ...
Muchas mujeres embarazadas sufren contracciones antes de tiempo (o extemporáneas). Esto es más común de lo que parece y se conoce como el síndrome del útero irritable o la irritabilidad uterina. Estas contracciones pueden ser muy variables en frecuencia e intensidad, pudiendo ser aisladas y débiles o, por el contrario, intensas, dolorosas y notarse en intervalos muy cortos de tiempo. Además, existe el riesgo de parto prematuro.
Ahora bien, ¿qué significa exactamente `extemporáneas´? Antes de la semana 37, momento en el cual se considera que el embarazo ha llegado a término y el cuello uterino debe empezar a dilatarse unos 2,5 o 3 centímetros. En casos de irritabilidad uterina, las contracciones empiezan cuando existe un relajación activa del útero (quescencia uterina) a destiempo.
De esa forma, se empiezan a producir una serie de hormonas, que son las que provocan las contracciones uterinas, y, por consiguiente, una serie de cambios en el cuello uterino, que comienza a ablandarse, acortarse y dilatarse.
Es difícil precisar a qué se deben estas contracciones extemporáneas, porque su origen es desconocido. No obstante, sí que hay factores que predisponen a sufrirlas como la deshidratación, las infecciones urinarias y vaginales, el estrés, la ansiedad, y los embarazos múltiples.
En cuanto a su diagnóstico, se realiza normalmente a través de un examen pélvico y el estudio con monitor fetal. En función de los resultados de la exploración, las causas concretas de las contracciones prematuras, el momento del embarazo y la probabilidad de parto prematuro, el equipo médico recomendará o prescribirá reposo relativo o absoluto, medicamentos o, incluso en ciertos casos, se puede realizar una pequeña intervención quirúrgica denominada cerclaje de cérvix que consiste en estrechar el cuello uterino en aquellos casos en que existe riesgo de parto prematuro o aborto espontáneo.
Cabe destacar que en muchas ocasiones, las gestantes confunden el síndrome del útero irritable con las contracciones de Braxton Hicks. Estas aparecen habitualmente a partir de la semana 20 de embarazo, pero al contrario que las extemporáneas, forman parte del proceso natural de preparación para el parto, pues se producen por la contracción y endurecimiento del útero y, aunque pueden resultar molestas, suelen ser indoloras y de corta duración: unos 30 segundos aproximadamente.
También se diferencian porque abarcan todo el útero, empezando en la parte superior y extendiéndose gradualmente hacia abajo. A medida que el embarazo avanza, las contracciones de Braxton Hicks se van volviendo progresivamente más frecuentes, duraderas e intensas.
En cualquier caso, si estás embarazada de menos de 36 semanas y sufres contracciones frecuentes o intensas (más de cuatro por hora), o estas van acompañadas de dolor de espalda o de la pelvis, o bien de cualquier tipo de flujo vaginal extraño, lo más recomendable es acudir al médico inmediatamente