En la mitología griega, Hedoné es un espíritu femenino que representa el deseo sexual. También significa "placer". Su opuesto es la anhedonia, un término usado en psicología cuando una persona es incapaz de disfrutar de los placeres, como si estuviese anestesiada emocionalmente. A grandes rasgos, es un tipo de bloqueo ...
En la mitología griega, Hedoné es un espíritu femenino que representa el deseo sexual. También significa "placer". Su opuesto es la anhedonia, un término usado en psicología cuando una persona es incapaz de disfrutar de los placeres, como si estuviese anestesiada emocionalmente. A grandes rasgos, es un tipo de bloqueo que impide reconocer estímulos positivos que crean placer, lo que conlleva habitualmente una pérdida de interés hacia la vida cotidiana.
Aunque, según el caso, algunas personas no sienten placer por nada de la vida, mientras, en algunos casos se reduce a actividades concretas, ya sean sociales (incapacidad para disfrutar del contacto social con otras personas, y por tanto, lleva al aislamiento), o físicas (relaciones sexuales, comida, deporte o cualquier actividad que implique estímulo físico).
En este sentido, es importante tener en cuenta que existen grados que van desde la incapacidad total de sentir hasta una reducción de la capacidad más o menos acusada.
No es baladí, porque se trata de un problema frecuentemente asociado con un trastorno mayor. La anhedonia por sí misma no es un trastorno psiquiátrico, ni una enfermedad, ni un síndrome. Es un síntoma que forma parte habitualmente de un cuadro más global y variado: trastornos depresivos (depresión, trastorno bipolar, distimia), trastornos psicóticos como la esquizofrenia, adicción a sustancias, trastornos de ansiedad, estrés, duelo, o la causa de medicamentos antidepresivos y antipsicóticos.
Por lo tanto, para poder encaminar su tratamiento, primero es primordial tener claro dentro de qué cuadro psicológico se enmarca, es decir, no es lo mismo la anhedonia deriva de una depresión que de una esquizofrenia, aunque el síntoma sea igual. Tampoco es el mismo tratamiento si se trata de un problema puntual o más extendido en el tiempo.
Encontrar este contexto es muy relevante, de hecho, los especialistas manifiestan que hay momentos vitales en los que es normal no sentir ganas de nada, por ejemplo, ante la pérdida de un ser querido. "En ciertas circunstancias, es bueno aceptar que podemos estar atravesando una fase de anhedonia coherente con lo que estamos viviendo y que no podemos esperar cambiar, es de por sí terapéutico", explica Cristina Agud, psicóloga sanitaria, en Salud Mapre.
Esto tiene que ver con lo que en psicología se denomina "forzar lo espontáneo", que es una de las primeras soluciones que la persona intenta para resolver síntomas como la anhedonia. "Si algo no me genera placer como antes, voy a intentar `forzarme´ a que me lo dé. Sin embargo, experimentar placer es algo espontáneo y forzarlo puede llegarnos a sentir fracaso si no lo logramos; pasamos a tener dos problemas en vez de uno", agrega.
De modo que para poder ganar sensación de control, lo más importante es activarse. "La anhedonia se nutre de la inactividad y el abandono y está muy relacionada con el sentimiento de vacío. Analizar qué hay detrás de ese sentimiento y con qué está conectado puede ser decisivo". Así, ocuparse de temas pendientes, no encerrarse, dejar que la capacidad de sentir se vaya de nuevo aliando con uno mismo a medida que se van resolviendo otros temas que no están funcionando.