Botánicamente, el Hamamelis es un arbusto similar al avellano, de ramas tortuosas y extendidas, con hojas ovaladas y dentadas y flores agrupadas en ramilletes axilares. Es muy vistoso y llamativo cuando está en floración por lo que lo reconocerás con facilidad. Su nombre científico es Hamamelis virginiana, aunque se conoce como ...
Botánicamente, el Hamamelis es un arbusto similar al avellano, de ramas tortuosas y extendidas, con hojas ovaladas y dentadas y flores agrupadas en ramilletes axilares. Es muy vistoso y llamativo cuando está en floración por lo que lo reconocerás con facilidad.
Su nombre científico es Hamamelis virginiana, aunque se conoce como hamamelis o avellana de bruja. Se le atribuían propiedades mágicas y se utilizaba para tratar picaduras, heridas, golpes y dolores articulares, aplicándolo directamente sobre la zona afectada.
En la actualidad, para su uso en fitoterapia, se procesan las hojas, a las que se atribuyen propiedades vitamínicas, antimicrobianas, hemostáticas, astringentes y vasoconstrictoras, aunque puede usarse también la corteza.
Los componentes químicos farmacológicamente activos incluyen: aceite esencial, taninos en una proporción elevada que puede llegar al 10% (siendo representativo el hamamelitanino), ácido gálico, flavonoides, saponinas, azúcares y fenoles.
Las propiedades farmacológicas se relacionan con sus principios activos:
1-por su capacidad antimicrobiana, puede eliminar bacterias Gram (-) y el molusco contagioso
2-por su capacidad hemostática, es útil para el tratamiento de trastornos menstruales
3-por su capacidad astringente permite tratar el exceso de grasa en piel y cabello. Destacaría que las propiedades purificantes del hamamelis mejoran los problemas de la piel y actúa como calmante. Se considera que funciona muy bien en pieles con acné, granitos e imperfecciones puntuales y para difuminar marcas y cicatrices que afean la epidermis.
4-actúa a nivel del aparato circulatorio, pues aumenta el tono venoso y tiene propiedades relacionadas con la vitamina P que reduce el edema y la inflamación. Los taninos y los flavonoides presentes en su composición química son responsables de la acción venotónica. Aumentan la elasticidad de las venas y la resistencia de los capilares por lo que se utiliza como coadyuvante en el tratamiento de los trastornos por insuficiencia venosa y mala circulación sanguínea. Favorece la circulación, el retorno venoso y alivia los síntomas de insuficiencia venosa (adormecimiento de dedos y manos, cosquilleos, calambres y la sensación de pesadez en las piernas).
En España se ha autorizado para el tratamiento de varices, hemorroides, flebitis, piernas cansadas, insuficiencia venosa y dismenorrea. Su aplicación externa se relaciona con el tratamiento de dermatitis, como descongestivo, cicatrizante, astringente y en forma de apósito en esguinces y contusiones.
Las formas utilizadas por la medicina natural incluyen la droga criomolida en cápsulas, champú, lociones, desodorante de pies, cremas, tónicos, jabones y sales, sola o con otros componentes que potencian su acción, según la vía de aplicación empleada.
Los efectos secundarios son mínimos, aunque se han descrito irritación gástrica, debilidad, excesiva secreción salival, sudoración, problemas visuales, taquicardia y mareos, al consumirla por vía oral. A nivel tópico, se han presentado reacciones dérmicas que, en principio, pueden ser debidas a los ingredientes que le acompañan en las preparaciones más que al hamamelis en sí.