Tracy Hogg, una enfermera británica, es la pionera del método EASY (las siglas de Eat, Activity, Sleep, You) para dormir a los pequeños de casa. Ella apostó por un término medio entre los métodos de dejar llorar al bebé y la crianza con apego extrema. Si tienes problemas para conseguir ...
Tracy Hogg, una enfermera británica, es la pionera del método EASY (las siglas de Eat, Activity, Sleep, You) para dormir a los pequeños de casa. Ella apostó por un término medio entre los métodos de dejar llorar al bebé y la crianza con apego extrema. Si tienes problemas para conseguir que tu bebé duerma por la noche, conocer otro método más y elegir el que mejor te haga sentir es buena idea.
Este método se basa en la observación de los ritmos naturales del niño y de las señales que el pequeño envía para comunicar sus necesidades. Hogg pensaba que dejar que los bebés lloraran hasta dormirse o proporcionarles demasiada atención a la hora de dormir eran extremos que debían evitarse. Para ello, lo mejor era establecer una serie de rutinas de día y de noche para que los bebés ajusten sus organismos de manera natural al sueño, así como aprender a detectar las señales que el bebé envía cuando está cansado. El secrero es tratar al pequeño con mucho mimo, armarse de paciencia y establecer rutinas.
Para la enfermera, es fundamental que el pequeño aprenda a dormirse solo en su cuna, pero sintiéndose a salvo. Por eso, nunca hay que dejarle llorar. Este método es muy flexible porque al final cada bebé es único y reaccionará de forma diferente a los estímulos ambientales. Por lo tanto, los padres deben tener en cuenta esto a la hora de diseñar sus rutinas.
1- Envolverlo en una manta o chal para que no tenga frío y se sienta recogido, como en el útero materno.
2- Tranquilizarlo dándole palmaditas en la espalda de forma regular y con un ritmo constante, como si fuera un corazón latiendo, acompañándolo de un susurro o de frases tranquilizadoras.
3- Evitar los estímulos visuales que le hagan distraerse.
4- Aunque se despierte (y es normal que lo haga), no hay que volver a las rutinas antiguas, sino volver a envolverlo en la manta, tranquilizarlo con palmaditas y susurros y, si llora, cogerlo en brazos, calmarlo y dejarlo en la cuna todavía despierto, pero tranquilo y sin lágrimas.