La creación de un chef de alta cocina va más allá de la comida. Por supuesto, es el ingrediente principal y con el que gozas al acudir a un restaurante con Estrella Michelin. Sin embargo, sin cierta parafernalia en la decoración, en el servicio o en la forma en la ...
La creación de un chef de alta cocina va más allá de la comida. Por supuesto, es el ingrediente principal y con el que gozas al acudir a un restaurante con Estrella Michelin. Sin embargo, sin cierta parafernalia en la decoración, en el servicio o en la forma en la que se presentan los platos, esta experiencia culinaria no sería más que una buena comida.
Los grandes cocineros lo saben. Por ello, utilizan elementos externos que ayudan a potenciar la buena sensación de este acto gastronómico. Elementos como la vajilla en la que se sirven sus creaciones. Esa envoltura que nos cautiva de un vistazo y que hace que el plato mucho más apetecible. Después su gran sabor ya hará el resto.
La gran mayoría acude a artesanos que crean para ellos vajillas que son auténticas obras de arte, siguiendo sus indicaciones. Otros, tan solo eligen un modelo entre la gran variedad de piezas que estos alfareros ya tiene en su taller. Algunos de los preferidos entre los grandes nombres de la cocina son Luesma & Vega, Cookplay, Pedro León o José Piñero.
Esther Luesma y Xavier Vega son diseñadores y artesanos dedicados a la edición de series limitadas de vajillas para la alta gastronomía. Uno de sus primeros clientes en este sector fue el restaurante El Bulli de Ferran Adrià. Una experiencia tan maravillosa que les hizo repetir y especializarse en el desarrollo de herramientas de emplatado a medida, con proyectos para diferentes chefs del todo el mundo.
Paco Pérez, Hideki Matsuhisa, Albert Adrià, los hermanos Roca, Daviz Muñoz o los hermanos Torres han servido sus excelentes guisos en platos de esta firma. Unos diseños contemporáneos, minimalistas y elegantísimos que son el marco perfecto para las exquisitas creaciones de estos chef.
Desde su pequeño taller en Madrid, Pedro León crea piezas únicas que han cautivado a más de un Estrella Michelin. La utilización de la técnica del rakú en algunas de sus piezas hizo que el universo gastronómico tuviera un creciente interés por este arte milenario japonés y en sus creaciones. Ferrán Adrià, Paco Roncero, Ramón Freixa o Daviz Muñoz han sido algunos de sus clientes.
Ana Roquera es la diseñadora al frente de Cookplay. Una firma que ha cautiva a todos los Michelin del País Vasco. Francis Paniego de El Portal de Echaurren fue el primero. Luego le siguieron Eneko Atxa y su restaurante Azurmendi, Berasategui o Subijana. Pero pronto traspasó frontera y alcanzó a otros nombres, tanto de la cocina española como Quique Dacosta o Paco Morales, como internacionales como Yoshiharu Kaji, uno de los mejores chefs de China.
Sus vajillas son creativas, frescas y vanguardistas. Platos que hablan el mismo idioma que las creaciones culinarias que acompañan.
Para las creaciones más extravagantes y atrevidas, el artesano José Piñero es la mejor opción. Cuando un chef acude a su taller, solo le tiene que pedir lo que quiere y él lo hace. Por raro que parezca, por desafiante que sea. Luego él lo plasmará en una obra única.
Suyas son la vajilla en forma de pinza de bogavante de Paco Roncero, los corazones para el DiverXO de Daviz Muñoz u otras creaciones para Dani García o Quique Dacosta. Calaveras, arañas o alcachofas. No hay nada que se le resista.