El chorizo ha formado parte de nuestra infancia en forma de bocadillos. Sin embargo, en la adultez nos sentimos culpables al comer cualquier tipo de embutido, más aún chorizo, que solemos sustituir por fiambre de pavo. Parece que el chorizo sigue conquistando el mercado, pero no el español, y mientras España ...
El chorizo ha formado parte de nuestra infancia en forma de bocadillos. Sin embargo, en la adultez nos sentimos culpables al comer cualquier tipo de embutido, más aún chorizo, que solemos sustituir por fiambre de pavo.
Parece que el chorizo sigue conquistando el mercado, pero no el español, y mientras España se queda a la baja, Francia o Gran Bretaña se han convertido en dos de sus principales consumidores.
Este alimento tan español no puede desaparecer de nuestra cocina y para que esto no suceda es necesario conocer sus virtudes nutricionales. Lo peor que podemos decir de este alimento es que es rico en sodio y colesterol, aunque podemos encontrarnos con productos bajos en sal. Sin embargo, también destaca por su contenido en potasio, hierro, fósforo y vitaminas del grupo B. También hay que añadir las propiedades del pimentón que forma parte de su color y sabor característico, junto con el ajo, antioxidante donde los haya.
En cuanto a las calorías, es obvio, tiene unas cuantas, aproximadamente 400 calorías por cada 100 gramos. Ahora bien, la sobrasada lo sobrepasa en número de calorías (600 calorías por cada 100 gramos).
Lo mejor de todo es que no necesitas comer mucho chorizo. Se trata de un alimento que sacia rápido. Además, basta con utilizar un poco de chorizo en las comidas y estofados para añadir sabor y aprovecharnos de su capacidad nutricional. Asimismo, puedes preparar un ligero aperitivo o un tentempié a mediodía con una selección de tapas, donde no falten varias rodajas finas de chorizo ibérico.
Como ya hemos mencionado, el pimentón es la principal especia utilizada para condimentarlo. Este ingrediente es el responsable de su sabor ahumado, al mismo tiempo que facilita la digestión y estimula la producción de jugos digestivos y saliva. Además, el pimentón es fuente de vitaminas A, C, E y K.
También hemos hecho alusión a otro de los condimentos que más se utilizan para elaborar el chorizo, el ajo, un gran aliado para nuestra digestión, que además de ser un antibiótico natural, reduce la presión arterial.
Si no quieres descartar el chorizo en tu dieta, te aconsejamos que te decantes por chorizo ibérico de bellota. Como ya sabrás, existen diferentes tipos de chorizo, pero éste en concreto tiene un sabor muy especial, cuyo ácido oleico ayuda a producir colesterol bueno. De esa forma, es importante escoger este tipo de chorizo al ser más beneficioso para nuestra salud.
El chorizo de mayor calidad no se elabora a partir de las partes sobrantes del cerdo. En el caso del chorizo ibérico se emplea carne picada de calidad, de ahí que sea menos grasiento que otros tipos de chorizos. Incluso los de categoría extra garantizan el uso de mayor variedad de carne grasa procedente de la parte del lomo o la paleta del cerdo.
Salvo que estés a dieta, puedes comer perfectamente chorizo, eso sí con prudencia. A la hora de decantarte por uno u otro, elige el chorizo de calidad. Su precio es más elevado, pero tu cuerpo ganará en salud.
Degústalo mejor por la mañana y si puede ser sin pan para que tu cuerpo lo digiera mejor. Si cenas un bocadillo de chorizo, potenciarás la acumulación de grasa en ciertas partes del cuerpo.