La psoriasis es una enfermedad crónica de la piel que padece el 3% de la población mundial. La psoriasis es una enfermedad benigna, no es contagiosa y sus brotes apareceran durante toda la vida. Encuentra un artículo más detallado con toda la información acerca de la psoriasis aquí. Para entender la ...
La psoriasis es una enfermedad crónica de la piel que padece el 3% de la población mundial. La psoriasis es una enfermedad benigna, no es contagiosa y sus brotes apareceran durante toda la vida. Encuentra un artículo más detallado con toda la información acerca de la psoriasis aquí.
Para entender la enfermedad vamos a explicar los factores que favorecen su aparición y cómo avanza esta enfermedad de la piel.
En las primeras fases la psoriasis puede ser prácticamente imperceptible. A medida que la enfermedad avanza la piel aparece más tirante, con sensación de picor y malestar.
El dermatólogo establecerá el tratamiento más adecuado según el grado de la enfermedad. Es importante recordar al paciente que no debe automedicarse ni recurrir a soluciones dudosas que pueden empeorar la afección.
Aunque la causa de la enfermedad no se conoce bien todavía, se sabe que en la psoriasis intervienen varios factores detallados a continuación:
Hay muchos factores que influyen directamente sobre la enfermedad y sus continuos brotes. El estrés puede producir una erupción de psoriasis o ser un factor desencadenante de la misma. La ingesta de medicamentos también puede causar psoriasis.
Las localizaciones habituales son el cuero cabelludo, los codos y las rodillas. Pero también en la zona lumbar, las uñas (afección frecuente que puede confundirse con una micosis), en las palmas de las manos y las plantas de los pies. Es frecuente que afecte las zonas con pliegues, como las axilas o debajo del pecho.
Puedes encontrar una taxonomía de los tipos de psoriasis según su localización aquí.
El objetivo del tratamiento es reducir los síntomas y prevenir sobre todo infecciones secundarias. Son eficaces todas aquellas sustancias que hidraten la piel para contribuir a mantener la integridad de la misma.
La epidermis de las personas con psoriasis peresenta un defecto en el crecimiento y la diferenciación que condiciona una permeabilidad anormal de su función barrera. El mantenimiento de esta función barrera es un factor coadyuvante fundamental para el tratamiento y la prevención de los brotes de psoriasis.
En las primeras fases, la psoriasis puede ser prácticamente imperceptible. A medida que la enfermedad avanza la piel aparece más tirante, con sensación de picor y malestar. El objetivo del tratamiento es reducir los síntomas y prevenir sobre todo, infecciones secundarias. Son eficaces todas aquellas sustancias que hidraten la piel para contribuir a mantener la integridad de la misma.
Los hábitos higiénicos de una persona con psoriasis deben de ser los normales en cuanto a frecuencia. Para mantener la piel bien hidratada y la epidermis íntegra es preciso no agredirla durante la ducha diaria por lo que deben usarse geles de ducha sin detergentes agresivos, que sean nutritivos e hipoalergénicos, y que aporten lípidos naturales que ayuden a reconstituir el estrato córneo.